Vistas de página en total

viernes, 31 de agosto de 2012

¿ Porqué podemos enfermar ? (1)

Para comprender mi concepto de enfermedad, antes tengo que explicaros mi punto de vista, un punto de vista que se basa en una filosofía algo diferente, es decir una forma de ver la vida algo distinta, intentaré explicarlo poco a poco lo mejor posible a lo largo de algunos posts.
Por qué motivo podemos enfermar, ha sido la pregunta que siempre me ha obsesionado desde que empecé a ser miembro de este, nuestro sistema de salud. Con los años fui dándome cuenta de que había algo en aquello que me habían enseñado en la facultad que no funcionaba. La primera pregunta que me hice fue ¿Cómo era posible que con tantos avances en medicina, aún no se hubiese descubierto la cura contra el cáncer?, hemos llegado a la Luna y ahora incluso Marte y aún no se conoce ningún remedio eficaz contra esta enfermedad a pesar de los grandes esfuerzos humanos y económicos que se han venido realizando. A veces me he planteado, si realmente lo que ocurre es que no interesa “económicamente” encontrar la solución dado el gran comercio que se mueve alrededor de esta enfermedad. Pero no quiero pensar que pueda ser este el motivo, aunque hay quien piensa que todo es posible, este enlace es muy interesante:
De todas formas y a pesar de todo, otra pregunta que me hecho es si partiendo de la teoría de que el medio influye en la enfermedad, por qué, por ejemplo en un núcleo familiar no siempre todas las personas padecen las mismas enfermedades a pesar de que las circunstancias sean las mismas, habrá quien piense que pueda ser un problema genético o que tenga un sistema inmunológico más o menos fuerte, pero para mí lo que realmente les diferencia es la forma que tienen de enfocar los distintos problemas de la vida, cómo reaccionan ante una misma situación, es decir: podemos resolver el problema, frustrarnos y no resolverlo, o simplemente ignorarlo.
Ya vimos cuando hablábamos del cerebro, la relación que tenía en las emociones, en como estas controlan de alguna forma nuestras hormonas, y como estas a su vez nuestro organismo. Pero estas emociones no serian tales si no llegásemos a ellas a través del pensamiento.
Los teóricos cognitivistas piensan que existe esta relación, a tal extremo de poder que no solo influyen el ellas sino que también pueden llegar a determinarlas, veamos algunos ejemplos:

TIPO DE PENSAMIENTO


EMOCIÓN

No debería ser, no es justo

Rabia

Algo malo podría sucederme

Temor

No creo poder lograrlo

Inseguridad

Si me expongo me rechazan

Timidez

He perdido algo valioso

Tristeza

Nada puede mejorar las cosas

Desesperanza

Esto me molesta pero temo decirlo

Resentimiento


Si aceptamos que existe una relación directa entre el pensamiento y las emociones, que estas influyen en la conducta y que esta otra a su vez puede afectar todas las áreas de nuestra vida, lo razonable sería hacer algo al respecto, así que vamos a ver qué podemos hacer.
Supongo que alguna vez habéis oído eso de que “las desgracias nunca viene solas” existen conceptos filosóficos que dicen que lo negativo atrae a lo negativo y que lo positivo a lo positivo, es decir, si pensamos que algo nos va a salir bien, supongo que estaréis de acuerdo conmigo en que habrá más posibilidades de llevarlo a cabo que si desde un principio pensamos que va a salir mal. 

Hay personas para las que la vida es una gran oportunidad de crecer y disfrutar; mientras que para otros, la vida es tan solo un gran sacrificio y una continua lucha. La gran diferencia entre ellos está en su manera de percibir el mundo.
“Podríamos afirmar que con nuestro pensamiento creamos una realidad”
Nuestros pensamientos son fundamentales, continuamente estamos pensando (supuestamente unos 60.000 al día, la mayoría de ellos negativos) y estos pensamientos son los que van a marcar nuestra vida. Desde el momento en que pensamos en algo y lo llevamos a la práctica pasamos por tres fases: la primera la vamos a llamar nuestra Mente consciente, la segunda nuestra Mente inconsciente y la tercera el cuerpo que se corresponde con el cuerpo físico (es decir cuando llevamos a la práctica aquello que habíamos pensado). En nuestra mente consciente es donde radica nuestra voluntad y nuestro poder de decisión, es lo que conocemos como “libre albedrío”, es decir la capacidad que tenemos de elegir nuestros propios pensamientos.
Hemos de abandonar la idea de que somos víctimas de nuestro propio destino y tenemos que empezar por aceptar que todo lo que nos ocurre, en cierta forma lo estamos eligiendo. Muchas de estas elecciones se dan en fracciones de segundo y terminan depositándose en nuestra mente inconsciente, donde se fortalecen y terminan manifestándose en nuestras vidas. Por ejemplo: cuando vamos a visitar a un enfermo, podemos llegar a pensar ¿me pasará a mí lo mismo?, en ese momento se produce lo que podríamos llamar “el contagio”, se trata de un pensamiento que se ha depositado en nuestra mente como una semilla. De ahí en adelante cuanto más pensemos en el, más estaremos regando esa semilla que al final dará como fruto lo que conocemos como “enfermedad”. Hemos de tener en cuenta que la mente inconsciente no razona, ni elige, ni cuestiona y siempre dice SÍ; por ejemplo: si pensamos que nuestra vida es una ruina, el inconsciente tomará este  pensamiento como una orden y se encargará de ejecutar todo lo que esté a su alcance para hacer que la vida sea una ruina.
Otro aspecto son los Hábitos de Nuestro cerebro, que funcionan sobre la base de hábitos porque de esta forma se ahorra energía. Por ejemplo, una vez que hemos aprendido a vestirnos, ya no tenemos que volver a aprender cada mañana lo mismo. Ponernos una camisa, peinarnos, comer y demás son hábitos aprendidos en la infancia que nos ayudan a desenvolvernos de una forma mecánica sin necesidad de tener que pensar más en ello. Cuanto más repetimos una misma tarea, el hábito se vuelve más fuerte y, por lo tanto, nos resulta más fácil ejecutarla.
Los hábitos más importantes se aprenden en los primeros siete años de vida y, luego, los repetimos incansablemente a lo largo de toda nuestra vida. En esa etapa, aprendimos a amar, a ser felices o no, a vivir en la prosperidad o en la pobreza, a aceptar nuestra sexualidad o a sentir culpa, y muchas otras cosas más. Todo lo que hemos vivido de niños ha impregnado nuestra Conciencia formando una memoria básica, un "mapa" de ruta elegido por los mayores. Nuestra función como Adultos es seleccionar de todo lo aprendido aquello que nos sirve y aquello que no.
Como ya vimos anteriormente, nuestro Cerebro funciona gracias a unas células llamadas "neuronas". Cada una de estas neuronas tiene una extensión semejante a un cable, que se llama "Axón", con el que se conecta a otra neurona y de esta forma se transmite el mensaje eléctrico a lo largo del cuerpo. El Cerebro da la orden, las neuronas trasmiten esta orden al cuerpo, y este finalmente la ejecuta.  Por ejemplo, cuando nos enseñan a conducir al principio nos resulta complicado el combinar las velocidades con el embrague y el acelerador, en el momento en que decidimos hacerlo prestando nuestra atención, nuestras neuronas mandan una señal eléctrica a nuestro cuerpo y entonces es cuando pisamos el embrague a la vez que introducimos la velocidad y pisamos el acelerador.  
Cuando repetimos muchas veces esto mismo, creamos un hábito, de tal forma que ya no necesitamos pensar que es lo primero, si el embrague, la marcha o el acelerador. Cada vez que lo hacemos muchas neuronas se juntan entre sí formando una especie de “cable” cada vez más ancho por el que la energía se transmitirá más rápidamente, sabemos que con el tiempo y la repetición nuestro dominio del coche en lo que respecta a las velocidades está cada vez más preparado para dar esa respuesta inmediata que es necesaria. Estas conexiones neuronales no se separan nunca, permaneciendo siempre con nosotros.
Ahora nos surge la pregunta de ¿cómo podemos cambiar?, la respuesta es muy sencilla “creando un nuevo hábito”; al principio será un cable débil, pero con el tiempo se volverá más ancho y fuerte que el anterior.
Para que la formación de un nuevo hábito sea exitosa, son necesarias dos condiciones: El deseo y la repetición. Uno de los principales obstáculos es la impaciencia, que podemos definirla como la incapacidad de permitir que transcurra el tiempo necesario para que una nueva idea se afiance en nuestra conciencia. Es como pretender que una planta que acaba de nacer, dé inmediatamente flores y frutos. En otras palabras, la impaciencia es una forma de resistencia al cambio.
Para terminar esta pequeña introducción a mi punto de vista de la enfermedad, me gustaría que recordaseis cuando al principio hablábamos de que lo negativo atrae a lo negativo. A veces vivimos o estamos rodeados de situaciones desfavorables, porque atraemos a personas que nos mienten, nos engañan, nos roban dinero, se aprovechan de nosotros, etc. Cuando se presenta esta situación tenemos que saber que todo cuanto nos ocurre en el mundo material que nos rodea, es lo mismo que nos ocurre en nuestro mundo interior, es decir si encontramos una habitación desordenada podemos pensar que la persona que la habita también sus ideas o pensamientos se encuentran desordenados.
Es decir, si en un momento determinado de nuestra vida nos encontramos en crisis, es decir nos sentimos deprimidos o preocupados, arreglarnos físicamente o mejorando nuestro aspecto personal externo casi de una forma inmediata influirá en nuestro estado interno. Si nuestra vida es un caos, vamos a empezar por poner orden en nuestra habitación, “El orden exterior nos ayudará a poner orden en nuestro interior”.
Me guastaría que reflexionéis sobre este tema. Más adelante os iré intercalando algunos de estos conceptos filosóficos para que os resulte más fácil entenderme.  La próxima semana atendiendo una petición de una compañera, hablaremos de la mujer a partir de los 45 años de edad.
Gracias, nos vemos.

viernes, 24 de agosto de 2012

El Cerebro ( 2ª Parte)

 
Como quedamos la semana pasada, vamos a continuar con los dos principales aminoácidos que van a estimular los diferentes grupos de neurotransmisores: los  que excitan y los que relajan.

Para el grupo de los excitantes vamos a contar con la Tiroxina y para los relajantes con el Triptófano.
Las Proteínas (carnes, huevos, pescados, legumbres y quesos): Gracias a la absorción del aminoácido Tiroxina, se genera el despertar de importantes neurotransmisores como son la dopamina, norepinefrina, epinefrina y L-dopa, que regulan diversas funciones dependientes de tirosina como la seguridad, el humor o la función mental, la respuesta sexual y el estrés. En particular la dopamina es un neurotransmisor que como su mismo nombre indica, transmite una sensación de vitalidad, claridad mental y potencia intelectual, algo parecido a las anfetaminas y la cocaína; de hecho estas drogas aumentan los niveles de dopamina en el cerebro. 

Es un Importante componente de las hormonas producidas por las glándulas tiroides, vitales para la gestión del metabolismo. Es también necesaria para la formación de melanina, que como sabéis es un  pigmento oscuro que nos protege de los efectos dañinos de la luz ultravioleta.No se trata de un aminoácido esencial pero es uno de los más importantes para nuestro cerebro. El organismo sintetiza de forma natural la tiroxina a partir de la fenilalanina, un aminoácido que solo se encuentra en la alimentación (Todas las proteínas de origen animal o vegetal).

Los Hidratos de Carbono (especialmente pan, cereales, patatas, arroz y pastas de harina integrales): Como consecuencia de la absorción del aminoácido Triptófano,  un aminoácido esencial que solo se puede obtener de la alimentación y sirve para la producción de otro neurotransmisor, la Serotonina. Su acción es calmante, es decir antagonista de la epinefrina y la dopamina. Este es el motivo de que su carencia sea la causa de insomnios, alteraciones del humor y trastornos nerviosos.

Abunda en los huevos, la leche y los cereales integrales. Aquellas personas que siguen una dieta vegetariana tienen un mayor riesgo de padecer deficiencias de este aminoácido, al igual que aquellas otras personas sometidas a altos niveles de estrés. 

Como aminoácido esencial ayuda a que el organismo elabore sus propias proteínas, es esencial para que el cerebro segregue la Serotonina que es un neurotransmisor cerebral, favorece el sueño ya que la Serotonina es precursora de hormona Melatonina vital para regular el ciclo diario de vigilia-sueño, en algunos casos se observa un efecto antidepresivo debido a la Serotonina, esta acción tranquilizante de la Serotonina actúa con un efecto de antiansiedad o ansiolítico.

Todo lo que llevamos escrito no serviría de mucho si no os explicara cómo hemos de comer para poder estimular cuando deseemos, la elaboración de uno de los dos neurotransmisores de los que hemos estado hablando.     

Cuando consumamos proteínas en cantidades más o menos importantes o bien frecuentemente, vamos a aumentar la producción de los neurotransmisores dopamina, epinefrina y norepinefrina gracias al aumento de la presencia de los aminoácidos fenilalanina y tirosina que tan solo se encuentran en las proteínas.

Este proceso va a ser el mismo si lo comemos con hidratos de carbono o sin ellos (es decir si comemos un bocadillo de jamón (hidratos de carbono del pan + las proteínas del jamón), siempre que las proteínas vayan acompañadas de los hidratos de carbono serán estas las que prevalezcan en estimulación a nivel cerebral. El motivo es que Tal como han demostrado investigadores del Richard Wurtmann, a nivel del cerebro existe una especie de barrera que controla de una forma estricta el aporte sanguíneo, y por lo tanto se encuentra establecido que los aminoácidos más abundantes sean admitidos con preferencia para pasar esa frontera, ya que en las proteínas los niveles de fenilanalina son muy superiores a los que contiene de triptófano.

Si consumiésemos las proteínas puras (las famosas dietas hiper-protéicas), es decir solas (sin hidratos de carbono, por ejemplo sin pan) gracias a la acción de la Tiroxina se produciría aún más dopamina, epinefrina y norepinefrina, por lo que las capacidades de concentración y memorización alcanzarían un nivel muy elevado pero también encontraríamos estados de agresividad.  Supongo que en este momento habrá quien esté pensando que esto es estupendo, pero lo cierto es que como dice el refrán “los extremos nunca son buenos”, no podemos estar en una situación de continua excitabilidad ya que podrían aparecer problemas como: Hipertensión, resistencia a la insulina, estrés, obesidad, autismo, párkinson, ansiedad, hiperactividad, dificultades para dormir, problemas para prestar atención, retrasos en el desarrollo, desordenes psicológicos o incluso respuestas alérgicas.  Esto quiere decir que cuando aparezcan algunas de estas patologías tendríamos que empezar por preguntarnos si no estaríamos ingiriendo más proteínas de las que deberíamos.

En cuanto a los hidratos de carbono, su referente es el triptófano en tanto que es el ingrediente constitutivo de la serotonina. Ante la competencia que hemos visto antes con las proteínas, la pregunta es ¿Cómo logramos que  el triptófano llegue al cerebro antes que la tiroxina y de esta forma a través de la serotonina generar el efecto contrario que la tiroxina?, algo tan sencillo como comer únicamente hidratos de carbono, el motivo es que el triptófano para poder entrar en el cerebro necesita que concurra la presencia de insulina. Cuando consumimos hidratos de carbono, se eleva la taza de azúcar en sangre (es algo que todos sabemos) esto da lugar a que el páncreas segregue más insulina con la  necesidad de regular dicha tasa, de ahí que la insulina facilite esta vía de acceso al cerebro.

El triptófano que se encuentre acumulado en nuestro organismo, cuando se den estas circunstancias podrá entonces dirigirse a este en grandes cantidades facilitando de esta forma únicamente la producción de serotonina, notando en líneas generales estados de sosiego o somnolencia según los casos.
Para finalizar hemos contado aquellas patologías que se dan cuando hay un nivel alto de neurotransmisores, ahora vamos a ver qué síntomas o enfermedades podemos identificar cuando se produce una deficiencia.                                                                                                        
Deficiencia en el grupo de los excitantes, es decir cuando los niveles de estos neurotransmisores se encuentran bajos: Cansancio, apatía, fatiga, dificultad para perder peso, falta de motivación, dificultad de atención, Fibromialgia, abuso de drogas y alcohol, palidez, no soporta las tareas rutinarias, problemas para concentrarse, bajo estado emocional, dificultad con la claridad de los pensamientos y una continua sensación de cansancio. 

Deficiencia en el grupo de los relajantes, es decir cuando los niveles de estos neurotransmisores se encuentran bajos: Hiperactividad severa, ansiedad severa, grandes dificultades para conciliar el sueño, estados de tensión emocional, dificultad para el sueño, apetito incontrolado, dolores de cabeza, depresión, desnutrición o insomnio. 

Ya para terminar, me gustaría poner un par de ejemplos de cómo podemos aplicar toda la información de la que hemos estado hablando: 
 
1º) Tenemos un niño que es muy callado, tímido, no pregunta en clase porque le da vergüenza, algo inseguro y para no extenderme más podríamos decir que es muy casero (no le gusta mucho salir a la calle), tendríamos que pensar si últimamente es  tá comiendo muchas pastas (arroz, fideos, pastas, etc.) y pocas proteínas. Si esto es así tendríamos que cambiar la dieta, aumentaríamos las proteínas y bajaríamos los hidratos de carbono (que ya dijimos que son las pastas, arroz, pan, etc.).

2º) Caso contrario, niño expresivo, participativo, todo el día en la calle, (hasta ahora nada malo) pero también es agresivo, mosqueón y con mal genio. Lo primero que tendríamos que pensar si no está últimamente comiendo más proteínas que hidratos de carbono, filetes con patatas, fritos en general como huevos fritos, etc. si es así tendríamos que invertir la dieta, aportaríamos más hidratos de carbono y reduciríamos drásticamente las proteínas. 

Siempre en ambos casos debemos buscar un término medio, que va a depender de las características de la persona: si generalmente es violento tendrá que llevar en la dieta más hidratos de carbono y menos proteínas y si por el contrario es demasiado tranquilo habrá que subirle algo más las proteínas y disminuir los hidratos de carbono.  No os olvidéis que para que en las proteínas los estímulos funcionen cuando se comen estas, no pueden ir acompañadas de hidratos de carbono. Y cuando busquemos lo contrario recordar que en “esa” comida concreta no deben de ir ningún tipo de proteínas.

Tendremos que buscar el equilibrio, y aumentar un grupo u otro dependiendo de las actividades que en un momento determinado vayamos a realizar (glucosa cuando vayamos a estudiar, proteínas cuando estemos deprimidos, hidratos de carbono cuando estemos alterados, etc).

Lamento haberme extendido tanto pero lo he resumido todo cuanto he podido, es un tema bastante extenso, espero haber acertado en cuanto al interés del tema  y haya conseguido haceros ver algo tan importante como es la función cerebral.

Gracias.

viernes, 17 de agosto de 2012

El Cerebro (1ª parte)

Al tratarse de un tema bastante amplio he pensado que lo mejor sería dividirlo en dos partes, en esta primera intentaré explicaros como funciona el Sistema Nervioso, y en la segunda hablaremos de cómo a través de la alimentación podríamos “controlar”  aquellas emociones que suelen afectarnos a nuestra vida diaria.
Para empezar me gustaría recordar lo que decía Virginia Woolf “uno no podía pensar bien, amar bien, dormir bien, si no había cenado bien”.
Mantener la salud de nuestro cuerpo puede ayudarnos a mantener la salud de nuestra mente.  El sistema nervioso humano es indiscutiblemente uno de los sistemas más complejos de la naturaleza, siendo responsable de coordinar millares de procesos.
Nuestro cerebro consume alrededor de una cuarta parte del oxígeno que ingresa a nuestro organismo.  De hecho es el órgano que más oxígeno consume, contiene más de 100.000 millones de células especializadas llamadas neuronas.                                                

Las principales células del Sistema Nervioso son estas Neuronas o también llamadas células nerviosas. Se encuentran interconectadas entre sí mediantes sustancias químicas muy simples que sirven para transmitir los mensajes de una célula nerviosa a otra. Son las células funcionales del tejido nervioso, que se encuentran interconectadas entre sí formando redes de comunicación y transmitiendo señales por zonas definidas del sistema nervioso.
Una neurona determinada recibe gran cantidad de estímulos de forma simultánea (positivos y negativos) de otras neuronas y los integra en varios patrones de impulsos diferentes que viajan a través del axón hasta la siguiente sinapsis.
Estas neuronas no se encuentran solas sino que además de ellas hay otros dos tipos principales de células: La neuroglia o células gliales se encargan de la reparación, sostén y protección de las delicadas células nerviosas, y las células microgliales que funcionan como fagocitos, eliminando los desechos que se forman. También son efectivas para combatir infecciones del sistema nervioso.
Nada funciona sin los sistemas de comunicaciones. Y a la inversa, un buen sistema de comunicaciones pone en circulación aquellas informaciones que permitirán actuar con eficacia.
Sucede con los cuerpos como en los países. Una extraordinaria red de comunicaciones pone en relación todas las regiones del organismo, este es el Sistema Nervioso. Si la información se transmite bien, todo va bien, la salud es buena y se actúa con eficacia.
Para coordinar y gestionar todas las informaciones que circulan por el organismo se necesita una especie de central telefónica eficaz, algo parecido es la función que realiza el cerebro.
Tradicionalmente se venía enseñando que las células nerviosas transmitían un influjo, el cual es de naturaleza eléctrica, y cuyas señales a su vez tienen que activar las distintas partes del cuerpo, tenemos que saber que el influjo nervioso se transforma en electricidad o en agente químico según el lugar donde se encuentre.
Las células nerviosas no se encuentran en contacto directo entre ellas, sino que  en los extremos las separa una especie de “tierra de nadie” que se llama espacio intersináptico. Este es el lugar donde el influjo nervioso se convierte en un agente químico de naturaleza hormonal que se encarga de transmitir las informaciones concretas a la neurona siguiente, bien se trate de un mensaje de placer, de dolor, de atención, de peligro, tranquilizador, etc.
Estos agentes químicos son los llamados neurotransmisores o neuromediadores que son utilizados por el cerebro para por ejemplo, decirle al corazón que lata, a los pulmones que respiren o al estómago que digiera; además son necesarios para los procesos del pensamiento, las emociones, y otras funciones esenciales incluyendo el sueño, la energía y el miedo.
Para que comprendáis mejor lo que ocurre en la sinapsis, imaginémonos una ciudad que se encuentra dividida por un río y el puente que las une se ha caído, y que la única forma de llegar a la otra orilla es por medio de barcazas (en el caso del Sistema Nervioso, los neurotransmisores son los que van a desempeñar el papel de la barcaza).
Por otro lado podemos imaginar también que en la otra orilla del río hay varios muelles de distintas formas y donde cada uno de ellos se encuentra adaptado a las formas diferentes de cada una de las distintas barcazas (estos muelles son los receptores sinápticos). Esta es la forma en la que el influjo nervioso puede transmitir un mensaje concreto hacia la neurona o neuronas contiguas.
Actualmente se conocen unos cincuenta y tantos neurotransmisores, pero solo mencionaremos según algunos autores aquellos que tienen una relación directa con la actividad mental, por lo tanto podemos concluir que el funcionamiento perfecto del cerebro depende únicamente de la eficacia de estos agentes químicos.
Estos neurotransmisores que controlan nuestra vida intelectual y afectiva no nacen por generación espontánea, sino que se construyen por transformación enzimática a partir de las cadenas de aminoácidos. Podríamos decir que los neurotransmisores son como palabras cuyas letras fuesen estos aminoácidos; por este motivo cada neurotransmisor utiliza unos aminoácidos determinados para transportar su mensaje.
Algunos de estos aminoácidos son producidos por el organismo pero otros son necesarios importarlos del exterior a través de los alimentos. 
Nuestro cerebro necesita alrededor del 20% de toda la energía que ingerimos. Si mantenemos aquello de que somos lo que comemos, podríamos decir que la correcta función de nuestro cerebro dependerá también de lo que comamos, por lo tanto se podría llegar a afirmar que tanto nuestra salud como las funciones del cerebro pueden verse mejoradas gracias a la alimentación.
La principal energía que necesita el cerebro para funcionar es la glucosa que podemos obtener de alimentos ricos en carbohidratos como son los cereales, legumbres, frutas y vegetales. Pero también son necesarios otros nutrientes que son esenciales: vitaminas, minerales, ácidos grasos, proteínas… Un exceso o un defecto de un nutriente necesario puede terminar afectando al Sistema Nervioso, por lo que una alimentación desequilibrada puede llegar a producir carencias específicas de algunos de estos nutrientes.
Factores como la tensión, una dieta pobre, productos químicos tóxicos, infecciones y genética pueden hacer que los niveles de los neurotransmisores puedan llegar a ser demasiado altos o demasiado bajos, estos desequilibrios pueden dar lugar a sensaciones de tristeza, ansiedad, interrupción de los sueños, fatiga, trastornos del comportamiento, dolores de cabeza o incluso dificultad para pensar.
En general los neurotransmisores los podemos dividir en dos apartados básicos:
a)  Excitantes: Aquellos que estimulan el cerebro y el cuerpo: Ácido Aspártico, Epinefrina, Norepinefrina, Dopamina Glutamato, PEA e Histamina (aportados principalmente por las proteínas).
b)   Relajantes: Aquellos que calman el cerebro y el cuerpo: GABA, Glicina, Taurina, Agmatina, Serotonina (aportados por los hidratos de carbono).
Hablar de cada uno de estos neurotransmisores nos llevaría mucho tiempo y he pensado que lo mejor es que realmente prestemos nuestra atención en dos aminoácidos muy concretos: Tiroxina y  Triptófano.
Por hoy vamos a terminar, la semana que viene veremos como actúan y cómo a través de la alimentación, los podremos utilizar para poder controlar algunas de nuestras emociones.
Nos vemos la próxima semana.

sábado, 11 de agosto de 2012

Trastornos de la Hipófisis ¿Solo un problema funcional o quizás también un problema de actitud?


La Hipófisis se encuentra considerada como la glándula más importante y consta de tres partes: Lóbulo anterior, medio y posterior. Al parecer está estrechamente ligada al Sistema Nervioso Central (SNC), encontrándose controlada por el hipotálamo y las hormonas que fabrican las glándulas que ella misma regula, estableciéndose de esta forma lo que se llama un mecanismo de retroalimentación.  

Vamos a intentar relacionar la función hipofisaria con la digestión, de esta forma veremos si podemos hacer algo a través de una corrección dietética. 

Hemos dicho que esta glándula se encuentra relacionada con el SNC, este a su vez se encuentra estrechamente relacionado con la vitamina B, esta vitamina necesita un nivel de secreción gástrica elevado para que pueda ser metabolizada; si existe un trastorno digestivo con una falta de secreción gástrica vamos a encontrarnos posiblemente un problema en la absorción del hierro y el Calcio, por lo que podrán aparecer anemias, descalcificaciones y trastornos nerviosos.

Ya que el SNC es fundamental en la regulación de la Hipófisis, lo primero que tendremos que hacer es favorecer la absorción de la vitamina B y del Calcio, por lo tanto empezaremos por regular el proceso digestivo. Intentaremos regular la flora intestinal, y facilitaremos la absorción de la vitamina B y del calcio, incrementado y asegurándonos de que la absorción de aquellos alimentos con alto contenido en esta vitamina y mineral sean aprovechados y por lo tanto metabolizados por el organismo.

Para que todo esto lo podamos hacer y de una forma general lo primero que tenemos que hacer es recuperar la función del estómago. 

Las recomendaciones son las siguientes: Patatas guisadas únicamente con verduras (unas dos o tres veces por semana), no tomar alimentos ácidos como la naranja, incorporar zumo de limón al agua de beber; de comer carnes que sean de zonas de músculos (son las más ricas en ácido fólico: pollo el muslo, pavo el muslo, almejas, berberechos, etc.), estas deberían ir acompañadas de la Piña que facilita el metabolismo de las proteínas, y finalmente no tomar antiácidos, ya que estos bloquearían la absorción del hierro, de la vitamina B y el Calcio (al menos junto a estos alimentos). 

Esta sería lo que podríamos llamar la parte “fácil”, en el sentido que posiblemente corrigiendo una serie de hábitos que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida podrían ayudarnos a mejorar algo desde el punto de vista funcional. Pero el problema real se encuentra en nuestro cerebro, en como nosotros vemos o vivimos nuestra experiencia del día a día y como esta va afectando a nuestra vida diaria y finalmente a nuestra salud. 

Voy a ver si os puedo explicar cómo funciona. 

A lo largo de nuestra vida culturalmente vamos aprendiendo una serie de conductas, hechos, afirmaciones y conceptos que de alguna forma van a conformar nuestra personalidad, y esta personalidad es la que va a marcar nuestro futuro. Si por ejemplo nos dicen de pequeños que si nos mojamos en invierno nos vamos a refriar y asumimos que esto es cierto, podéis estar seguros de que cuando nos mojemos en invierno nos vamos a resfriar, pero si a partir de este momento cambiáis este concepto y asumís que esto no tiene porque ser así, os puedo asegurar que no os vais a resfriar. 

Somos y llegamos a ser lo que nosotros pensamos y estamos plenamente convencidos de cómo son las cosas. 

Cuando deseamos hacer algo nuevo por primera vez, lo primero que hacemos es “pensar” en eso que queremos hacer, lo vemos en nuestra imaginación, luego lo planificamos y cuando estamos convencidos de que realmente puede funcionar lo llevamos a la práctica, y normalmente funciona entre otras cosas porque antes mentalmente lo hemos hecho y hemos visualizado que ha funcionado. 

Con las enfermedades ocurre algo parecido, aparece una enfermedad en un momento determinado, si confiamos en que se trata de algo que tiene su tratamiento y no le damos más importancia, existen muchas posibilidades que remita y nos curemos, pero si aparece el miedo (que es un inhibidor del Sistema Inmunológico) entonces lo tenemos más difícil, si pensamos y estamos seguros de no nos vamos a curar, la enfermedad se asentará y se reafirmará. Si nuestra actitud es la de estar “protestando, quejando o lamentándonos” y no nos enfrentamos a ella con una actitud positiva, esta terminará venciendo, incluso podríamos decir que puede llegar a “enquistarse”, podría terminar produciéndose lo que llamamos una tumoración. 

Esto traducido a la vida real podría ser de esta forma: por ejemplo el caso de una persona que vive a costa nuestra (siempre pidiendo o demandando ayuda, todo el día en nuestra casa, pidiendo dinero etc.), no nos atrevernos a decirle nada por cortedad, por amistad, por educación, etc. es una situación que nos irrita pero que no la resolvemos porque no nos atrevemos a enfrentamos a ella diciéndole lo que realmente pensamos, una situación que de seguir podría terminar con resentimientos hacia esa persona. Por lo tanto lo que tenemos que hacer es resolver el problema y este se arregla en primer lugar reconociendo que existe ese problema, y en segundo lugar enfrentándonos y planteando soluciones.

Estoy seguro que conocéis o al menos habréis oído hablar alguna vez, que a  raíz de haber padecido una enfermedad muchas personas han cambiado su forma de ver la vida. 

Yo diría que la enfermedad habría que verla como una especie de aviso que nos está indicando que hay algo que no estamos haciendo bien y que tenemos que cambiar, evidentemente a veces lo difícil es saber qué es lo que hay que cambiar, pero por alguna parte hay que empezar ¿no os parece?.

No sé si os lo habré explicado de una forma clara y sencilla, tampoco me quiero extender demasiado pero por si acaso os recomiendo este enlace que trata de un seguimiento que se ha hecho a pacientes desahuciados y que han llegado a tener lo que se llama una remisión espontánea, curándose de esta forma de esa enfermedad terminal que iba a acabar con sus vidas, dura aproximadamente una hora pero merece la pena y os aseguro que lo explica mucho mejor que lo hecho yo.


Ya que creo que es un tema que os puede interesar, la próxima semana hablaremos del cerebro y de cómo podemos controlar algunos tipos de conducta a través de la alimentación.

Nos vemos.

martes, 7 de agosto de 2012

Lo que nos queda de Verano


Aunque estemos a mitad de camino de esta temporada, hay algunas curiosidades que me gustaría que conociérais, creo que son importantes dada la moda que se está llevado desde hace bastante tiempo. 

No sé si alguna vez os habéis preguntado por qué motivo cuando llega el verano y nos ponemos al Sol nuestro organismo empieza a producir melanina.  Los rayos ultravioletas del Sol, son los responsables de una gran cantidad de la producción de Vitamina D3 o también llamado colecalciferol  en nuestro organismo, lo que ya no creo que sepáis es que el nivel de melanina es inversamente proporcional a la producción de vitamina D3, es decir que cuanto más moreno estamos menos producción de esta vitamina producimos. Pero no nos alarmemos, todo esto es consecuencia de un mecanismo de protección por parte del organismo para evitar una sobreproducción de vitamina D3. Si cuando llega el verano (cuando la intensidad del Sol es más elevada) al exponernos a los rayos solares no produjéramos melanina podríamos llegar a tener una sobredosis de vitamina D3 ya que también la obtenemos a través de los alimentos, aquellas personas con una piel clara pueden llegar a producir hasta un 70% de esta vitamina, mientras que con la piel oscura aproximadamente no llegaríamos a producir más de un 30%. 

Con esto lo que quiero que tengáis en cuenta es que cuando llega el invierno y hay poco Sol, la producción de Vitamina D3 disminuye, si además se dan los famosos rayos UVA resulta que no vamos a producir prácticamente ninguna vitamina, si resulta que esta vitamina facilita el paso del calcio a los huesos existe la posibilidad de que a largo plazo estemos facilitando un proceso de descalcificación. Por lo tanto mi consejo es que en invierno procuremos tomar todo el Sol que podamos y no nos demos ningún tipo de rayos que posiblemente puedan generarnos un problema de salud.

En cuanto a la moda del zumo de naranja en cualquier época del año, también me guastaría deciros que tanto las frutas como los alimentos en general hay que tomarlos en su época y no en cualquier momento del año, (una manera sencilla de saber cuál es su época es ver cuando están más baratos). En verano de toda la vida hemos oído hablar de la limonada y no de la naranjada, el motivo es que el limón aunque no lo parezca es un “antiácido”  mientras que la naranja es ácida, si resulta que el Sol facilita la acidez lo que no debemos tomar es naranja y por lo tanto es el limón al que en realidad debemos “exprimir”.

Otro dato que deberíamos tener en cuenta son las bebidas frías, si observáis cuando tomamos una bebida fría no bebemos tanta cantidad de líquido como si la temperatura de esta fuese normal, por lo tanto hemos de llegar a la conclusión de que si estamos en verano y perdemos líquido por el calor, lo que nos conviene son bebidas que al menos no estén muy frías, de esta forma repondremos mejor las posibles pérdidas de líquidos que tengamos. 

De momento creo que con estas recomendaciones podemos pasar lo que nos queda de verano, si tenéis alguna duda o deseáis conocer algo más me lo comunicáis e intentaré informaros.

Nos vemos.

domingo, 5 de agosto de 2012

Presentación


Con la creación de este Blog mi intención es exponeros mi punto de vista acerca de la salud y poder responder a todos aquellos que siempre me habéis preguntado alguna vez sobre este tipo de temas.
Para mí, el ser humano está conformado por una entidad psíquica, física y química; cuando intentamos averiguar el motivo de una enfermedad hemos de verlo siempre teniendo en cuenta estos tres aspectos. 

Tenemos que saber que nuestra mente es la que realmente dirige todo nuestro organismo y por lo tanto la que va a marcar de algún modo todo el funcionamiento de este, si pensamos y damos como una realidad que algo no nos va a salir bien podéis estar seguros de que no saldrá, es nuestra forma de pensar y de asumir la vida la que va marcando nuestra evolución tanto a nivel psíquico como físico, un ejemplo clásico de como nuestra forma de ser influye en nuestro estado de salud es el problema de las hernias discales del cuello (no producidas por un accidente); vemos que este tipo de personas son cabezotas, es decir son personas que cuando empiezan una cosa las tienen que terminar forzosamente y cuando van a dormir se acuestan dándole vueltas a la cabeza aquellos problemas que tienen y que aún no han resuelto, la consecuencia de esta actitud es que cuando empezamos algo y no paramos hasta que no esté terminado a pesar de que nuestro organismo nos avise de que está cansado, va a facilitar que la musculatura del cuello se mantenga en tensión y por lo tanto termine presionando la vértebra, por otro lado el que vayamos a dormir dándole vueltas a la cabeza también va a generar más tensión en el cuello con lo que posiblemente va a facilitar un futuro problema discal. 

La solución para mejorar este tipo de problema empieza por lo tanto cambiando esa actitud de no descansar o parar cuando el cuerpo nos avise de que está cansado, y cuando vayamos a dormir tendremos que procurar mantener la mente en blanco para no generar tensión en la musculatura del cuello.

Hemos de tener clara la idea de que en líneas generales todo lo que nos ocurra (para bien o para mal) es culpa de nosotros y no de los demás, por lo tanto somos nosotros los que tenemos que analizar la situación y elegir el camino más adecuado para su resolución.

No me voy a extender más en esta presentación espero que haya podido servir para que podáis entender mi línea de pensamiento.

Gracias.