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jueves, 31 de octubre de 2013

Bisfenol A y Diabetes

A raíz de un artículo que cayó en mis manos hace unos meses, decidí abordar el tema del Bisfenol A entre otras cosas por la relación que este compuesto parece tener con el desarrollo de la diabetes, especialmente en los niños. 

Se trata de un producto químico, concretamente un policarbonato, un plástico rígido y transparente que se usa para hacer envases para el uso de alimentos como biberones, platos, tazas y recipientes.

Tenemos que saber que todos los materiales cuando se calientan, en determinadas condiciones, desprenden pequeñas cantidades del mismo, en el caso de los biberones el riesgo está en que esta migración se produce cuando calentamos el agua que utilizamos en su preparación. 

Algunos estudios plantean el peligro de esta posible contaminación, especialmente en los lactantes de edades comprendidas entre los 3 y los 6 meses, estos riesgos pueden llegar a desencadenar a largo plazo problemas metabólicos e incluso la posibilidad de desarrollar una diabetes. 

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que es el organismo que se encarga de evaluar los riesgos de la Unión Europea, lo ha evaluado en varias ocasiones, su última evaluación es del 2010, llegándose a la conclusión de que no se han encontrado evidencias científicas que en cierto modo obliguen a modificar la Ingesta Diaria Tolerable de 0,05 mg/kg.día que ya fue establecida en el año 2002. 

Pese a todo se estableció la prohibición para la fabricación de biberones para lactantes, en base al principio de precaución que se encuentra establecido en la legislación comunitaria. En la actualidad no se están fabricando biberones de policarbonato con bisfenol A en España, habiendo sidos sustituidos por otros plásticos que no contienen el bisfenol A y por el vidrio. 

Pero una pregunta que se me ocurre es ¿como podemos saber si los recipientes de plástico que utilizamos (sean biberones, platos, vasos, etc que podemos calentarlos cuando los metemos en el microhondas) contienen ese policarbonato que puede contaminar con bisfenol A?

Pues bien, debemos de saber que todas las botellas y utensilios de plástico pueden filtrar alguno de sus componentes químicos. Por lo tanto para poder saber cual de ellos contiene bisfenol A debemos ver el número que se encuentra en un triangulo localizado en la base del producto. Devemos evitar los números 3 (cloruro de polivinilo o PVC), 6 (poliestireno o PS) y 7 (policarbonato o PC), siendo este último el responsable de la eliminación de bisfenol A. El policarbonato suele ser un material de plástico bastante duro, transparente y brilloso. Aunque ante la duda lo mejor es utilizar materiales de vidrio. 

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria ha realizado un informe muy detallado de toda esta problemática y del que os paso un resumen de todos los pasos que las leyes españolas han ido dando hasta este año: 

El BPA es una de las numerosas sustancias que potencialmente puede interaccionar con los sistemas hormonales del cuerpo humano (disruptores endocrinos), de hecho, su capacidad de mimetización de estrógenos (hormonas sexuales femeninas) se conoce desde los años 30 y sus efectos sobre la fertilidad y la reproducción y el sistema endocrino ha sido objeto de gran debate científico, ligado a informes sobre los efectos a baja dosis de BPA en roedores.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) reevaluó en 2006 esta sustancia con el objeto de considerar la nueva y extensa información científica (más de 200 publicaciones) generada desde su evaluación en 2002 por el Comité Científico de Alimentación Humana.


EFSA estableció la ingesta diaria tolerable (IDT) de la sustancia BPA para el hombre en 0,05 mg/Kg.día, basándose en un estudio de 3 generaciones en rata (NOAEL= 5 mg/Kg.día),con un factor de seguridad de 100.

Para el cálculo de exposición, EFSA tuvo en cuenta un escenario adverso con niveles de migración conservadores, consumos extremos (95%) y distintos segmentos de la población incluyendo los más sensibles (bebés 3 meses, bebés 6 meses, niños 18 meses y adultos). El resultado mostró una exposición teórica entre 0,2 y 13 ug/Kg.día, lo que suponía un nivel inferior al 30% de la ingesta diaria tolerable.

Posteriormente, en julio de 2008, el panel AFC de EFSA publicó una nueva opinión sobre BPA, en este caso relativa a la toxicocinética del mismo, en la que consideraba que su evaluación del riesgo previa basada en un NOAEL global por los efectos en ratas y usando un factor de seguridad de 100 era un escenario suficientemente conservador para los humanos.

En el mes de septiembre de 2008, la Comisión Europea solicitó a EFSA una nueva evaluación como consecuencia de la publicación de un estudio en el Journal of the American Medical Association (JAMA) que relacionaba niveles de BPA en orina en adultos con trastornos en la salud. Los autores concluían que altas concentraciones en orina se asociaban a un aumento de la prevalencia de enfermedades cardiovasculares, diabetes y en alteraciones de las enzimas hepáticas.

Debido a la urgencia del tema, EFSA evaluó esta publicación y emitió una declaración el 22 de octubre de 2008 en la que manifestó que este estudio por sí solo no aportaba suficientes pruebas para demostrar la relación entre la exposición a BPA y a las alteraciones de salud arriba mencionadas. Por tanto, consideró mantener la IDT de 0,05 mg/kg.día. No obstante, no descartaba seguir haciendo posteriores evaluaciones a tenor de las nuevas informaciones toxicológicas que fueran apareciendo.

El 30 de septiembre de 2010, EFSA, considerando más de 800 estudios, publicó una nueva opinión, en la que concluía que no podía identificar ninguna evidencia nueva para modificar la actual IDT de 0,05 mg/kg.día y que, ante cualquier dato nuevo relevante en el futuro, la opinión sería reconsiderada. También observó que algunos de estos estudios realizados sobre animales en desarrollo sugerían otros efectos relacionados con el BPA de posible relevancia toxicológica, sin embargo, reconoció que tenían muchos defectos, por lo que la relevancia de sus resultados en relación con la salud humana no podían evaluarse en aquel momento, de ahí que el Panel estuviera abierto a recibir nuevos datos en el futuro.

En el año 2011, con el objetivo de reducir la exposición de los lactantes al BPA y debido a la existencia de materiales alternativos al policarbonato para la fabricación de biberones, la Comisión Europea, previo consenso con los Estados Miembros, y aplicando el principio de precaución que establece el Reglamento 178/2002 en su artículo 7, aprobó la Directiva 2011/8/UE de la Comisión, de 28 de enero de 2011, que modifica la Directiva 2002/72/CE (anterior normativa que regulaba los plásticos, derogada mediante el Reglamento 10/2011) por lo que se refiere a la restricción del uso de BPA en biberones para lactantes, que estableció la prohibición de uso de BPA en los biberones de policarbonato para lactantes, en sustitución del texto que existía para el mismo compuesto dispuesto en la Directiva 2002/72/CE.

A este motivo, hay que añadir que los lactantes de 3 a 6 meses alimentados con biberones de policarbonato se consideran el grupo de población con mayor exposición a BPA. Las fórmulas infantiles y la leche materna son la única fuente de nutrición de esta población hasta los 4 meses y siguen siendo una fuente importante de alimentación durante algunos meses más. Cabe resaltar que, aunque los lactantes tienen suficiente capacidad para eliminar el BPA, su sistema de eliminación no alcanza su desarrollo completo hasta los primeros 6 meses de vida y, por tanto, se aplica esta restricción para evitar una sobreexposición.

La Directiva 2011/8/UE dispuso que, desde el 1 de marzo de 2011, quedaba prohibida la fabricación de biberones de policarbonato que contuvieran esta sustancia y a partir del 1 de junio de 2011, la comercialización e importación en la Unión europea de los materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con los alimentos que no cumplieran lo dispuesto en la Directiva. Esta Directiva fue transpuesta mediante la Orden PRE/628/2011 de 22 de marzo, por la que se modifica el Anexo II del Real Decreto 866/2008, de 23 de mayo, por el que se aprueba la lista de sustancias permitidas para la fabricación de materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con los alimentos y se regulan determinadas condiciones de ensayo.

El 2 de abril de 2011, se publicó el Reglamento de Ejecución (UE) Nº 321/2011 de la Comisión de 1 de abril de 2011, que modifica el Reglamento (UE) Nº 10/2011 por lo que respecta a la restricción del uso de BPA en biberones de plástico para lactantes, que ratificó los plazos anteriormente señalados en la Directiva. Por tanto, desde el día 1 de junio de 2011, no pueden comercializarse ni importarse biberones de policarbonato para lactantes que contengan bisfenol A, es decir, que estos productos no pueden existir en el mercado.

En octubre de 2011, la Comisión Europea solicitó a EFSA la revisión de dos informes de Bisfenol A publicados por la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria, de Alimentación, Medioambiente y Trabajo (ANSES). EFSA analizó estos informes, en estrecha colaboración con ANSES, teniendo en cuenta la evaluación del riesgo que realizó previamente y considerando el trasfondo de los diferentes puntos de vista en relación con los efectos potenciales sobre la salud de Bisfenol A.

El 1 de diciembre de 2011, EFSA publicó en su página web la opinión sobre este estudio. Después de haber evaluado el citado informe, EFSA consideró que los datos que en él aparecían no eran suficientes para modificar la opinión publicada en octubre de 2010 sobre la seguridad del uso de bisfenol A.

Continuando con los esfuerzos que está realizando para la consecución de estudios acerca del BPA, EFSA publicó en abril de 2012 en su web que, en el mes de febrero, el panel CEF (Materiales en contacto con los alimentos, enzimas, aromas y coadyuvantes tecnológicos), en su sesión plenaria, acordó iniciar un extenso plan de trabajo; al que fueron invitados a participar los expertos de las autoridades nacionales de los Estados Miembros de la Unión Europea, para la re-evaluación del riesgo de la exposición en humanos al bisfenol A, a través de la dieta.

El estudio se estructuró en dos grupos de trabajo: el primero de ellos se encargaría de la caracterización de los efectos toxicológicos del BPA, y el segundo llevaría a cabo un exhaustivo estudio de la absorción del BPA en el cuerpo humano.
Así mismo, y para darle un carácter global al nuevo estudio, EFSA recabaría informes científicos realizados por los expertos de los Estados Miembros y de EEUU.
En mayo de 2012, EFSA publicó en su página web una nueva petición de datos (call for data) de incidencia de BPA en materiales destinados a entrar en contacto con los alimentos y migración de esta sustancia.

En octubre de 2012, EFSA se reunió con expertos europeos y nacionales para compartir e intercambiar información sobre los trabajos en curso y las evaluaciones de riesgo sobre el bisfenol A. A corto plazo, estos estudios incluyen una evaluación del riesgo elaborada por la Agencia Francesa para la Alimentación, Medio Ambiente y Salud y Seguridad Ocupacional (ANSES) así como un informe del Comité Científico de la Comisión Europea sobre la Salud Riesgos Emergentes y Recientemente Identificados (CCRSERI) sobre la evaluación de los riesgos para la salud humana derivados del uso de bisfenol A en los productos sanitarios.

A principios del mes de julio, EFSA publicó que la nueva evaluación se realizaría en dos etapas, en la primera se tendría en cuenta la exposición al BPA y en la segunda, los aspectos que atañen a la salud humana (se estima que finalice en el 2014).

Así pues, el 25 de julio, EFSA ha abierto una consulta pública, que finaliza el 15/09/2013, del proyecto de opinión relativo a la exposición del BPA de todas fuentes posibles: dieta y no dieta en varios tramos de edad. El diseño del estudio de exposición consistió en la evaluación de ésta a través de diferentes fuentes (alimentarias y no alimentarias) y por distintas vías de exposición (oral, inhalación y dérmica) de la población de la UE.

El resultado del estudio confirma que la dieta se considera la principal fuente de exposición a BPA en todos los grupos de la población y rangos de edad (78-99%), siendo las estimaciones de los modelos muy inferiores a las estimaciones comunicadas por EFSA en 2006.

Para niveles medios de exposición, el estudio refleja que para los bebés y niños pequeños (de 6 meses-3 años) la exposición media obtenida de la dieta se estima que es de 375 ng/kg peso/día, mientras que para la población mayor de 18 años de edad (incluidas las mujeres en edad fértil) la cifra es hasta 132 ng/kg peso/día. En comparación, estas estimaciones suponen menos del 1% de la ingesta tolerable diaria (TDI) de BPA establecido por EFSA en 2006 en 0,05 mg/kg peso/día.

Por otro lado, EFSA establece como segunda fuente de exposición el papel térmico (7-15%) en todos los grupos de población de más de 3 años de edad y el polvo para niños mayores de 3 años (2,1%). EFSA también reconoce que la incertidumbre asociada a la estimación de la exposición al BPA en este último caso es considerablemente más alta que la asociada a la exposición obtenida para la dieta.
Cuando finalice este periodo de consulta, EFSA abrirá otro (se estima para principios del 2014) relativo a la segunda parte del estudio.

A pesar de todo hay estudios que relacionan los altos niveles de Bisfenol A con la obesidad, la diabetes, enfermedades cardiovasculares, de ovario poliquístico o recuento bajo de espermatozoides (1); incluso su exposición a largo plazo se relaciona con el riesgo de desarrollar diversas enfermedades y trastornos endocrinos. Su exposición especialmente durante el periodo del desarrollo aumenta el riesgo de carcinoma de mama, obesidad, diabetes mellitus tipo 2, así como trastornos relacionados con la reproducción, así como el carcinoma de testículos y el carcinoma de próstata. Algunos estudios aislados apoyan también la relación entre el bisfenol A con el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y autoinmunes (2).


Conclusión: 

En mi opinión, no es cuestión de que tiremos todas las botellas u utensilios de plástico, sino que debemos aprender a convivir con ellas, no las usemos para calentar productos, en caso de ser un líquido lo pasamos a un recipiente de cristal y si es un sólido a un plato de cristal o cerámica. No rellenemos una y otra vez las botellas de agua, no las dejemos en el coche y luego la utilicemos en épocas como el verano, donde suelen recalentarse. 

Tened especial cuidado con los niños y muy especialmente con los lactantes.

Os doy algunas direcciones de trabajos relacionados con el bisfenol A: 

jueves, 29 de agosto de 2013

Metales pesados, un verdadero peligro oculto


Ante todo quiero que me perdonéis por la densidad de este artículo, pero he considerado dada su importancia extenderme un poco más de lo habitual. Se trata de un tema muy importante que estamos viviendo todos los días y del que posiblemente no tengamos consciencia del peligro que representa para nuestra salud.

La mayor fuente de información se encuentra rescatada de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria conocida como AESAN.


Que son los metales pesados:

Para AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria) los metales pesados son un grupo de elementos químicos que presentan una densidad relativamente alta y cierta toxicidad para el ser humano, su peligrosidad es mayor al no ser química ni biologicamente degradables. Una vez emitidos principalmente debido a la actividad industrial y minera, pueden permanecer en el ambiente durante cientos de años, contaminando el suelo y acumulándose en las plantas y los tejidos orgánicos. Además, su concentración en los seres vivos aumenta a lo largo de la cadena alimentaria.

Algunos de los metales pesados tóxicos más conocidos son el Aluminio, Arsénico, Cadmio, Plomo y Mercurio; sin embargo y quizás los menos conocidos, y para mí, los más peligrosos son los hidrocarburos   derivados de la combustión de la gasolina sin plomo: el Benceno y el n-Hexano (más adelante hablaremos de ellos)


Vamos a conocerlos un poco más de cerca 

Aluminio

El aluminio es un mineral que se encuentra muy abundante en los suelos aunque también se suele encontrar en forma insoluble y no disponible en las plantas. La vía de absorción es muy baja y se elimina por vía renal, por lo que los niveles de acumulación en los animales va a ser prácticamente nula; tan solo nos debe preocupar cuando es utilizado como floculante de las aguas públicas en forma de sulfato de aluminio, además de los posibles utensilios y latas que puedan contenerlo.  En el mundo moderno resulta muy difícil la ausencia de contacto de una forma u otra, se utiliza en la cocina, en la elaboración de cosméticos e incluso en muchas ocasiones forma parte de los aditivos de muchos alimentos, incluso, lo podemos encontrar en los antiácidos, desodorantes y colorantes artificiales.


Síntomas
Existen estudios que lo vinculan con el Alzheimer, con daños en el sistema central , el digestivo y los riñones.   

Con el fin de que si tenéis interés en profundizar en el tema, he pensado colgaros algunas direcciones relacionadas con cada uno de ellos. En este caso estas dos direcciones: 




Arsénico

Estoy seguro de que este mineral os suena mucho ya que es uno de los más tóxicos que se conocen. Es considerado como la sustancia más nociva, y se encuentra en mayor o menor medida en prácticamente todas las fuentes de agua potable del planeta como consecuencia de su contaminación a causa de los distintos procesos industriales, el uso de pesticidas y la filtración propia de la naturaleza.

También lo encontramos como parte de la composición de las pinturas, del veneno para las ratas y la producción del vidrio.

Su acumulación es lenta y se elimina por vía renal. 

Síntomas

Es causa de problemas respiratorios, neurológicos y cardiovasculares. También se le asocia al cáncer de pulmón, riñón, hígado, vejiga y piel.

En la actualidad la fuente más importante son los vegetales y pescados cultivados en suelos y aguas contaminadas, raramente suele estar asociado con productos de anímales domésticos.



Cadmio

Según AESAN, El Cadmio es un componente de la corteza terrestre que se encuentra en pequeñas cantidades asociado a minerales de cinc, cobre o plomo. Su contenido medio es minoritario y está estimado en torno a 0,10-0,15 mg/Kg. Su presencia en el medio ambiente es, por tanto, de origen natural, a través de la erosión, pero su nivel puede verse incrementado por la acción del hombre, debido principalmente a actividades como la minería o también derivado de su uso en distintas aplicaciones (pinturas, baterías, etc.). Tiene muchas aplicaciones industriales por lo que su liberación al medio ambiente se ve incrementada por la acción del hombre (quema de combustibles fósiles, metalurgia, incineración de basuras) y por el uso de fertilizantes a base de fosfatos y de lodos residuales.

“También se encuentra particularmente en el tabaco, la cantidad de cadmio absorbido con el humo del tabaco puede ser equivalente a la ingerida con la dieta”.

Dado su potencial de acumulación en hígado y riñones en los animales, los niveles más altos encontrados en alimentos se dan precisamente en despojos comestibles (riñón>hígado y otros despojos comestibles). También se encuentran niveles altos en el marisco, debido a que en muchos casos se consume el animal entero incluyendo vísceras donde se concentra concentrado. En productos de origen vegetal, los mayores niveles se encuentran en algas, cacao, setas silvestres y semillas oleaginosas. En cuanto a la exposición, destacar que el grupo de alimentos que más cadmio aporta a la ingesta total es el de los cereales, no por contener un nivel alto, sino debido a la cantidad que se consume en la dieta.

En algunos países europeos, entre los que se encuentra España, se consume, además de la parte “blanca”, otras partes de los crustáceos como puede ser la cabeza de las gambas, langostinos, cigalas, etc. y el cuerpo de los crustáceos de tipo cangrejo, cuyos niveles son altos debido a que el cadmio se acumula principalmente en el hepatopáncreas que forma parte del aparato digestivo de los crustáceos, localizándose además en la cabeza. La situación en los demás crustáceos, como las gambas y similares, no es tan extrema como en el caso de los cangrejos, ya que el aprovechamiento de la cabeza con respecto al abdomen es menor. Los datos disponibles apuntan a que la ingesta cuando se consume la cabeza supone 4 veces la que se obtendría al consumir solo el abdomen.

En cuanto a los problemas que plantea, para AESAN se trata de un elemento que presenta numerosos efectos tóxicos, siendo la disfunción renal la principal causa como consecuencia de una exposición prolongada, de ahí que tenga un impacto negativo sobre la calidad del alimento y esté sujeto a medidas, tanto a nivel europeo como a nivel internacional. El reglamento 1881/2006 fija los contenidos máximos para este metal en ciertos productos alimenticios, en particular en carne, vísceras, productos de la pesca, cereales, frutas y hortalizas.

Aproximadamente se absorbe un 5% del cadmio presente en los alimentos. En riñón puede concentrarse hasta el 85% de la carga corporal (WHO, 1992). Se considera que este es el órgano diana crítico tanto en la población general como en poblaciones expuestas

El cadmio se acumula en el organismo, principalmente en el hígado, estando su vida media estimada en humanos se encuentra en unos 20-30 años. Los alimentos son la principal fuente de exposición para la población no fumadora y tras largos periodos de exposición puede producir efectos adversos fundamentalmente en el riñón pero también en los huesos, por lo tanto también puede causar problemas de desmineralización, bien de forma directa o indirectamente como resultado de la disfunción renal. Después de una prolongada y/o alta exposición, el daño tubular evoluciona de manera que se produce una disminución de la tasa de filtrado glomerular, pudiendo llegar a provocar un fallo renal y, a largo plazo, cáncer. La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) ha clasificado el cadmio como un agente de categoría 1 (cancerígeno para los humanos) por existir suficiente evidencia científica que lo avala.

Se recomienda limitar, en la medida de lo posible, el consumo de la carne oscura de los crustáceos, localizada en la cabeza, con el objetivo de reducir su exposición.

Síntomas (solo los más comunes)

El contacto crónico provoca anosmia, enfisema, anemia microcítica hipocrónica que no responde a tratamiento con hierro, proteinuria, aumento de la microglobulina 2 urinaria, calciuria, osteomalacia y fracturas.

La inhalación puede producir dolor pleurítico, disnea, cianosis, fiebre, taquicardia, náusea, edema pulmonar.

Con la ingestión puede provocar náuseas, vómitos, cólicos, diarrea. En altas dosis, provoca vómito, diarrea e irritación en estómago y pulmones. La exposición prolongada se ha asociado con cáncer de pulmón e hipertensión.




Plomo

Según AESAN el plomo es un contaminante medioambiental natural, muy usado en el pasado en tuberías de agua, pinturas y gasolina. Los alimentos y el agua de bebida, junto con el aire, son su principal fuente de exposición humana.  Sin embargo también lo encontramos baterías, armas, PVC y pesticidas.

El plomo se acumula en el cuerpo y afecta principalmente al desarrollo del sistema nervioso central en los niños. En adultos se ha asociado su presencia con la aparición de hipertensión y enfermedades renales crónicas. En 2006 la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasificó el plomo inorgánico como probable carcinógeno para los humanos (Grupo 2A). Desde los años 70 se han implementado en Europa numerosas medidas legales para eliminarlo de las pinturas, gasolinas, latas de alimentos y tuberías.

Ante la falta de evidencia de umbrales de toxicidad para una serie de efectos críticos en la salud, en 2010 las agencias evaluadoras del riesgo (EFSA y JECFA) consideraron apropiado retirar el anterior umbral de seguridad toxicológica existente hasta ese momento para el plomo en alimentos ya que carecían de suficiente información científica para derivar uno nuevo.  Actualmente no hay una ingesta tolerable recomendada para el plomo, sin embargo, EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria)y JECFA (Comité de Expertos Conjunto FAO/OMS en aditivos alimentarios) han expresado su preocupación sobre el posible efecto negativo del plomo en el desarrollo neuronal de bebés, niños y fetos a los niveles actuales de exposición a través de la dieta, por lo que recomiendan tomar medidas para identificar las principales fuentes de plomo en esta así como identificar también los métodos para reducir esta exposición de los alimentos.

Su exposición al ser humano produce graves efectos en el cerebro y en la evolución mental de los niños. Entre otras enfermedades, se encuentra directamente implicado en alteraciones de la sangre como anemias y leucemias, insuficiencias renales, enfermedades neurológicas, cardiovasculares en los adultos y problemas en el desarrollo fetal.

La absorción del plomo en el adulto por vía oral es aproximadamente de un 10 % pero en los niños puede verse incrementada hasta un 50%. Este plomo absorbido se distribuye por distintos órganos y tejidos como son el riñón, hígado, encéfalo y huesos, es precisamente en estos últimos donde se localiza la mayor cantidad.

Su contaminación podríamos decir que se puede producir por tres vías:

La digestiva, poco importante salvo que haya problemas de higiene de manos o contaminación de los alimentos, especialmente las verduras.

La vía pulmonar que dependerá del tamaño de las partículas, cuanto más pequeñas peor, también de la concentración ambiental, tiempo de exposición y de las posibles debilidades pulmonares que padezca. Una de las principales vías de entrada eran las gasolinas, pero al eliminar el plomo de ellas, han dejado de ser una amenaza (de todas formas creo que hemos perdido en el cambio, ya que ahora la contaminación es por benceno y n-Hexano que desde mi punto de vista son mucho peores, más adelante hablaremos de ellos).

Finalmente otra posible vía de entrada son las lesiones en la piel, que podrían facilitar su penetración, tales como las excoriaciones o heridas.

Síntomas

Dolor abdominal, irritabilidad, letargo, anorexia, anemia, síndrome de Fanconi, piuria, convulsiones. La exposición aguda origina cefalea, artralgias, mialgias, depresión, alteraciones de la memoria a corto plazo, pérdida de la libido. Los análisis de laboratorio revelan anemia normocítica normocrómica, punteado basófilo y retrasos motores en la conducción nerviosa.

Ampliar información:

Aunque el estudio en un principio iba dirigido principalmente contra el Cadmio, los resultados determinaron la importancia del plomo: 

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23956355



Mercurio

Según AESAN: El mercurio es un componente natural de la corteza terrestre que se libera al medio ambiente a través de procesos naturales como consecuencia de la actividad volcánica y la meteorización de las rocas. Sin embargo, también puede liberarse debido a la acción del hombre a través de numerosas actividades como la industria papelera, extracción minera de mercurio, combustión de combustibles fósiles, producción de cemento, eliminación de residuos, etc.

El mercurio se puede presentar en el medioambiente de tres formas distintas: Mercurio metálico o elemental (Hg0), mercurio inorgánico (Hg+ y Hg++) y como mercurio orgánico. El metilmercurio (CH3Hg+) es la forma orgánica de mercurio más común en la cadena alimentaria y además es la forma química más tóxica afectando sobre todo al sistema nervioso central en desarrollo, de ahí que la población más sensible a este metal sean los niños pequeños por exposición directa a través del consumo de alimentos, y los fetos humanos por exposición indirecta a través de la placenta materna durante el embarazo.

Esta forma química puede llegar a representar más del 90 % del mercurio total en pescado y marisco. EFSA llegó a la conclusión de que los niveles de mercurio descubiertos en los alimentos que no son pescado ni marisco, eran menos preocupantes.

Su forma orgánica (metil-mercurio) posee una elevada toxicidad, se disuelve fácilmente en la grasa y atraviesa la barrera hemato-encefálica y la placenta pudiendo provocar alteraciones en el desarrollo neuronal en niños de corta edad, en el feto a través de la placenta y al bebé a través de la leche materna por procesos hormonales. Mediante estos procesos la madre puede llegar a traspasar del 40 al 60% de su carga al niño, a todo esto también tendríamos que añadir el aire contaminado por la industria y los coches (por la tecnología de combustión). 

Derivado de la contaminación medioambiental, los peces acumulan mercurio en su organismo a lo largo de su vida y esto ocurre especialmente en aquellas especies de gran tamaño como los grandes depredadores. El hecho de que estos grandes depredadores suelen ser migratorios, hace que no sea posible excluir los pescados de las aguas menos contaminadas.


RECOMENDACIONES DE LA AGENCIA ESPAÑOLA DE SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIÓN PARA POBLACIONES SENSIBLES: MUJERES EMBARAZADAS O EN PERIODO DE LACTANCIA Y POBLACIÓN INFANTIL

Se recomienda a las mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo, mujeres en periodo de lactancia y a niños de corta edad (entre 1 y 30 meses) consumir una amplia variedad de pescados, por sus grandes beneficios nutritivos, evitando consumir las especies más contaminadas con mercurio cuyo consumo debe limitarse en determinadas etapas.

Las recomendaciones para el consumo de Pez espada, Tiburón, Atún rojo (Thunnus thynnus: especie grande, normalmente consumida en fresco o congelada y fileteada) y Lucio son las siguientes:

Mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo o en período de lactancia. Evitar el consumo

Niños < 3 años. Evitar el consumo

Niños 3-12 años. Limitar a 50 gr/semana o 100gr/ 2 semanas (No consumir ningún otro de los pescados de esta categoría en la misma semana).

Una mujer embarazada (60kg) que ingiera una ración (100 g) de pez espada a la semana superaría la ingesta máxima tolerable de metil-mercurio.

Un niño de entre 7-12 años (35 kg) puede consumir sólo media ración (50 g) de pez espada a la semana y ningún otro de los pescados grandes en esa misma semana.

El mercurio en particular se fija en diferentes partes del cuerpo humano. Principalmente afecta a órganos como el hígado, los riñones y el corazón, provocando diferentes alteraciones en ellos. Pero también afecta a las articulaciones, al tracto intestinal, a los huesos, a la sangre y especialmente a todo el sistema nervioso incluido el cerebro. Hay muchos síntomas que están relacionados con el, pero no directamente provocadas por el mismo debido a las alteraciones que produce sobre la barrera hematoencefálica. Esto provoca cambios emocionales (sistema límbico), perturbaciones del sistema auditivo y visual y otros síntomas del sistema nervioso, no siempre provocados por el mercurio mismo. En el espacio intracelular el mercurio provoca daños en las mitocondrias, nuestras fábricas de energía (fatiga).

Las harinas de pescado son la única vía probable de entrada de mercurio en la cadena alimenticia a través de los animales terrestres al ser una fuente de mercurio orgánico que se absorbe y acumula en músculo en porcentajes elevados (Underwood y Suttle, 1999).

Otra de las fuentes más comunes de contaminación en las personas son las amalgamas dentales y el consumo de pescados y mariscos contaminados. Los peces más contaminados de consumo frecuente son el jurel, el blanquillo, y el marlín.

Parece ser que existe la posibilidad de que algunas vacunas contra la influenza (aquellas que no son monodosis) contengan Tiomersal, un conservante de mercurio utilizado durante décadas.  También se le ha vinculado con el autismo, Síndrome de Atención Dispersa y el asma.

Sintomas

La inhalación aguda de vapor de Hg° origina neumonitis y edema pulmonar que provoca la muerte, síntomas del SNC y polineuropatía.

El eretismo mercurial provoca excitabilidad, pérdida de la memoria, insomnio, timidez y delirio ("loco como una cabra"). En las pruebas neuroconductuales se observa reducción de la velocidad motriz, la exploración visual, la memoria verbal y visual y la coordinación visual-motriz.

Los niños que tienen contacto con mercurio de cualquier tipo pueden desarrollar acrodinia ("enfermedad rosa"): rubor, prurito, edema, taquicardia, hipertensión, salivación o sudoración excesivas, irritabilidad, debilidad, eritemas morbiliformes, descamación de las palmas de las manos y las plantas de los pies.



Los metales pesados pueden penetrar en nuestro organismo por dos vías:

-          La digestiva a través de los alimentos.

-          La respiratoria a través del aire que respiramos.


Vamos a empezar por los alimentos:

De los 106 elementos conocidos por el hombre, 84 son metales, por lo que no sería de extrañar que las posibilidades de contaminación metálica en el ambiente sean numerosas.

Los metales pesados que se encuentran en los alimentos, provienen de diversas fuentes, las más importantes son: el suelo contaminado en el que se producen los alimentos que posteriormente van a ser utilizados por el hombre y los animales; los lodos residuales, los fertilizantes químicos y plaguicidas empleados en agricultura, el uso de materiales durante el ordeño, el almacenamiento y transporte de la leche, así como la contaminación por metales pesados de los propios alimentos y el agua que ingieren los bovinos, y que  al final terminan afectando la calidad de la leche.

Para AESAN: Los alimentos consumidos en grandes cantidades son los que tienen el mayor impacto en la exposición al plomo. Estas categorías que más contribuyen a la exposición incluyen pan y bollos (8,5 %), té (6,2%), agua del grifo (6,1%), patatas y productos derivados de la patata (4,9%), productos lácteos fermentados (4,2%) y bebidas como la cerveza (4,1%), aunque esto puede variar entre los grupos de edad y encuestas.

Veamos a continuación aquellos alimentos que parecen presentar una mayor presencia de metales pesados y otros contaminantes:

-          Cereales

El trigo es uno de los cereales más limpios, pero muchos de los aditivos que se utilizan al preparar harinas contienen aluminio, no se trata de un metal tan tóxico como otros, pero al ser su presencia en nuestra alimentación mucho más alta el riesgo de contaminación se hace evidente. Se le vincula con problemas mentales como Alzheimer y varios tipos de cáncer. Se especula que el arroz, que es uno de los cereales más óptimos para el organismo por su nivel de alcalinidad, podría estar contaminado con arsénico.

El maíz es otro de los alimentos que, después de los mariscos contiene mercurio. Se han encontrado niveles importantes de mercurio en el jarabe de maíz de alta fructosa, un sustituto económico que podemos encontrar en los alimentos procesados. 

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19171026

-    Leche

Una de las formas en que los animales se protegen de los metales pesados es encapsulándolos en los depósitos grasos, donde pueden pasar toda la vida sin afectarnos. Muchas personas, cuando bajan de peso o llevan a cabo una dieta de desintoxicación pueden presentar estados de debilidad, dolor de cabeza y se vuelven fácilmente irritables. Es posible que se deba entre otras causas a que, al disolverse las grasas, las toxinas que se encontraban acumuladas en ellas vuelvan al torrente sanguíneo.


En el caso de los seres humanos y otros mamíferos cuando producen leche, está claro, que en los depósitos de grasa van a servir como trasmisores de toxinas, es por este motivo por el que la leche de vaca suele transmitir antibióticos, pesticidas y otras toxinas que la vaca ha ido acumulando a lo largo de su vida, de hecho la leche de vaca se usa como parámetro de control de los niveles de plomo y radiación, ya que refleja la radiación circundante


-          Zumos

Una prueba de la Environmental Law Foundation detectó niveles elevados de plomo en 125 de 146 productos diseñados para niños presentes en los mercados de Estados Unidos, incluyendo productos orgánicos. Igualmente, una publicación de Consumer Report encontró arsénico al estudiar 88 zumos diferentes en aquella población que confirmó que los consumía. Los principales alimentos que presentaban contaminación fueron los zumos de uvas y manzanas. En estos casos es posible que la contaminación sea debida a la propia contaminación de las tierras de cultivo, donde el plomo puede permanecer durante años.


-          Vino

La uva, desafortunadamente, tiende a estar contaminada con plomo y arsénico, y éstos no se eliminan durante la producción. La mayoría de los estudios de contaminación por plomo en las zonas vinícolas se han llevado a cabo en Francia, debido a que en este país se han encontrado niveles importantes de plomo en el agua potable.

Otro contaminante presente en el vino son los sulfitos, que causan reacciones alérgicas, desde dolor de cabeza hasta choques anafilácticos. Sabemos que los sulfitos se encuentran presentes en el vino, pero también los encontramos en las frutas secas, en las carnes y en los mariscos.

-          Mariscos

Los mariscos son reconocidos como la principal fuente de intoxicación por mercurio. Este metal se encuentra en el agua por fuentes naturales y también por la contaminación industrial. Los niveles de toxicidad han vuelto a muchas especies insalubres, y virtualmente todos los océanos están ya contaminados; mientras más longevo y más grande sea el marisco, más mercurio tendrá.

Por lo tanto debemos de restringir el consumo de peces como tiburón, pez espada, jurel y atún. Es preferible el consumo de pescados blancos, peces pequeños y jóvenes. 

-          Carnes

El plomo es uno de los metales más vigilados en la carne. Está presente en la leche y sus derivados y en las zonas de mayor concentración de grasa. Los animales de granja absorben también los contaminantes presentes en el alimento que consumen, por lo que están expuestos a contaminación de cadmio, aluminio y mercurio.

-          Agua potable

Parece ser que el agua del grifo se encuentra muy contaminada por plomo en muchos países, principalmente en Europa y Estados Unidos. El plomo también llega a los mantos acuíferos a través de la basura, tanto la producida en casa como aquellas que se producen en las áreas industriales.

El arsénico es otro veneno presente con regularidad en el agua y estrictamente vigilado por distintos gobiernos. Al parecer se miden niveles “aceptables” de arsénico en el agua, por lo que, incluso cuando el agua es declarada segura, puede contener este contaminante.

La radioactividad es otra amenaza que se transmite por agua potable. Lo más amenazante de la radioactividad en el agua es su desplazamiento, contrario a lo que ocurre en la tierra, donde la radiación es relativamente contenida por la arcilla, en el agua sigue viajando indefinidamente, causando mutaciones, cánceres y daños genéticos en plantas y animales. Se calcula que derrames radioactivos como los de Chernobyl o Fukushima tendrán efectos en la salud durante 300 años.


También el aluminio en el agua es una amenaza real, que sin embargo es vigilada en muy pocos lugares, sólo Canadá y Australia tienen reglamentaciones estrictas sobre los niveles de aluminio en este medio.


Ahora vamos a ver cómo está el aire que respiramos

Supongo que no es la primera vez que vais a saber que el aire que respiramos se encuentra contaminado, en especial en las grandes urbes o capitales. Se conoce que la consecuencia en estas grandes capitales no son tanto las grandes fábricas como la combustión de los vehículos que por ellas circulan diariamente.

Es cierto que el plomo era uno de los peores contaminantes pero no sé si ahora estamos mejor o peor que antes.


Vamos a ver la ficha de datos de una petrolera conocida, de los componentes peligrosos que contiene la gasolina sin plomo que conocemos como normal/súper:







Según este informe de la petrolera los riesgos que presenta para la salud humana son los siguientes:

El contacto prolongado y/o repetido puede resecar la piel originando dermatitis.

La exposición prolongada a concentraciones de vapor superiores al TLV ( Valores Límites Permisibles) establecido pueden causar: aturdimiento, dolor de cabeza, vértigo, náuseas, irritación de los ojos y vías respiratorias altas, anomalías cardiacas, convulsiones, asfixia, inconsciencia o incluso la muerte.

Su contenido en Benceno puede ocasionar leucemia, el n-hexano puede metabolizarse a otros productos pudiendo ocasionar neuropatías. En condiciones normales de utilización no se espera que la presencia de estos productos puedan presentar peligros toxicológicos ("muy curioso").

Síntomas:

Las exposiciones prolongadas a los vapores cuya concentración esté por encima del límite de exposición laboral recomendado pueden producir: Reducción del razonamiento, dolor de cabeza, vértigo, náuseas, irritación de los ojos y de las vías respiratorias, irregularidades cardiacas, convulsiones, asfixia, inconsciencia e incluso la muerte.

Las salpicaduras en los ojos pueden ocasionar irritación transitoria.

Por ingestión puede producir irritación de las vías digestivas, diarrea y vómitos.

La aspiración por los pulmones puede producirse directamente o como consecuencia de la ingestión del producto. Esto originaría neumonía química que puede ser mortal.

Aquí tenéis el archivo en PDF por si queréis verlo completo:


¿Qué os parece?

Como siempre no se contempla el riesgo que a largo plazo pueden tener pequeñas exposiciones repetidas en el tiempo(como cuando repostamos con el sistema de autoservicio). Resulta también muy curioso que en lo que se refiere a la información toxicológica, los datos no se encuentren determinados de forma específica para este producto sino que  se encuentran basados en datos toxicológicos obtenidos de productos similares.


Por otro lado, también he encontrado un estudio del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de CEDIPSA (que conocemos como CEPSA) realizado en Murcia que resulta muy interesante:

Este es el enlace en pdf por si queréis verlo completo:



Dentro de los componentes de interés que contiene la gasolina, el que merece especial atención por su clasificación como cancerígeno humano de categoría 1 es el benceno. Tenemos una amplia información sobre su toxicidad, así como sobre la determinación de las concentraciones ambientales y biológicas, está descrita en la NTP 486: “Evaluación de la exposición a benceno: control ambiental y biológico”.

Para el Gabinete de Seguridad y Salud Laboral de la Región de Murcia, en un estudio realizado en todos los tipos de gasolina se observó un incremento exponencial en la concentración de BTX (Benceno, Tolueno y Xileno) en la atmósfera, detectándose diferencias estadísticas significativas entre las concentraciones ambientales en función de la temperatura ambiental, incrementándose potencialmente el riesgo de exposición en los periodos cálidos.

Las conclusiones a las que se llegaron fueron que las condiciones climáticas, especialmente en países con elevadas temperaturas en verano, podía suponer un incremento del riesgo de exposición al benceno tanto para el personal que suministra la gasolina en las estaciones de servicio como para la población que realiza el autoservicio de combustible.


Ninguno de los informes dice como controlar o contrarrestar la inhalación por algunos de estos dos productos (Benceno y n-Xileno), he buscado información, pero no he podido encontrar ninguna que nos diga cómo combatir la posible intoxicación por inhalación.


En realidad no parece existir ningún tratamiento específico que pueda controlarlo o eliminar su acumulación en el organismo


En cuanto a la toxicidad de otros componentes, como tolueno y xilenos, la ACGIH considera que a altas concentraciones (>200 ppm) pueden causar encefalopatías, dolores de cabeza y otros efectos adversos para el feto en mujeres embarazadas. En exposiciones crónicas a tolueno (de 50 ppm a1500 ppm durante tres semanas) se han descrito efectos tóxicos relacionados con el SNC y el sistema renal.

La “International Agency for Research on Cancer (IARC)” dispone de una monografía sobre la gasolina en la que la clasifica como cancerígeno 2B (posible carcinógeno para los humanos) dado que no hay una evidencia de carcinogenicidad en humanos y evidencia limitada en animales. Sin embargo, se describen casos de una mayor incidencia de diferentes tipos de cáncer (leucemia, páncreas) entre los trabajadores de las estaciones de servicio en varios países europeos. 



Supongo que a esta altura del estudio estaréis algo deprimidos, pero no os preocupéis porque para todo hay una solución posible. 




COMO RESOLVEMOS EL PROBLEMA, ES DECIR COMO PODEMOS ELIMINAR DE UNA FORMA NATURAL LOS METALES PESADOS DE NUESTRO ORGANISMO.

Ya sabemos que los metales pesados no pueden ser metabolizados por el cuerpo humano, por lo que terminan acumulándose y generando efectos tóxicos al combinarse con otros componentes que son esenciales para un buen funcionamiento fisiológico. Por ello vamos a utilizar unos compuestos llamados Quelantes, cuya misión es competir con los metales por los grupos reactivos de origen fisiológico evitando o revertiendo de esta forma sus efectos tóxicos a la vez que se incrementa su eliminación.

El tratamiento de eliminación de metales pesados que se le conoce comúnmente como quelación nació en la época de la segunda guerra mundial y originalmente se creó para tratamientos por intoxicaciones por metales pesados como: plomo, mercurio, cromo, cadmio, vanadio y otros, pero después el interés principal fue para controlar los restos de metales que contribuían al deterioro de los alimentos.

Los quelantes son complejos formados por la unión de un metal y un compuesto que contiene dos o más ligandos potenciales. La estabilidad o efectividad de estos quelantes va a depender del metal y los átomos de los ligantes.

Cuales son las propiedades que debe tener un quelante.

-          Alta solubilidad en el agua.

-          Gran afinidad por los metales.

-          Que planteen resistencia a la biotransformación.

-          Que tengan capacidad para llegar a cualquier sitio donde se pudiera almacenar el metal.

-          Que tenga capacidad para poder formar complejos no tóxicos a partir de estos metales tóxicos.

-          Que no altere el PH de los fluidos corporales y su eliminación sea rápida.


Estos quelantes, podemos encontrarlos de forma artificial o natural, pero nosotros vamos a utilizar la quelación natural.  

Muchas son las sustancias naturales que actúan como quelantes, sin embargo las más comunes o más conocidas son la clorofila, el glutatión, algunas enzimas y las vitaminas.

Nuestro cuerpo tiene su propio mecanismo de eliminación de toxinas. Existen agentes quelantes propios como la cisteína, la histidina,  las metalotioneínas (proteínas ricas en cisteína que tienen la capacidad de unirse a todo tipo de metales pesados, tales como zinc, cobre, selenio, cadmio, mercurio, plata o arsénico) junto a otras que también tienen la capacidad de eliminar los metales pesados y otras toxinas.

Estos quelantes, son los llamados aminoácidos, nuestro organismo sintetiza estos aminoácidos de las proteínas de la dieta. Por ejemplo, sintetizamos la cisteína de la metionina, un aminoácido que se encuentra en la cebolla y los ajos.

Conforme vamos envejeciendo, nuestras células pierden esa capacidad de producir quelantes, por lo que a lo largo de nuestra vida son más necesarios los suplementos con el fin de eliminar los metales pesados y otras toxinas que se hayan ido acumulando. Por lo tanto queda clara la necesidad de aumentar el consumo de proteínas de plantas y animales con el fin de poder mantener en activo la quelación natural.

El Cilantro, Culantro, Coriandro o también conocido como perejil chino junto al ajo son dos plantas que tienen un gran poder como quelantes naturales.

Culantro y Ajo

Existen dos plantas muy importantes en la quelación de los metales pesados, y estas son el Culantro y el ajo.
Varios estudios demuestran la gran capacidad del Culantro en la eliminación de metales pesados tales como el mercurio, aluminio y plomo. Según el Dr. Yoshiaki Omura, su consumo frecuente puede facilitar la eliminación de metales pesados por vía urinaria en un plazo de dos o tres semanas 


Además, el ajo, que contiene ácidos quelantes aminoácidos L-metionina y la L-cisteína, moviliza los extractos de cadmio, plomo, arsénico y mercurio dentro de nuestros cuerpos para que puedan ser eliminados. Siendo también un alimento con poderosas cualidades antibióticas y antivirales que ayudan a eliminar los metales pesados, sería conveniente introducirlos de forma diaria en la dieta.

Se podría afirmar que prácticamente todas las plantas que producen azúcares, aminoácidos, vitaminas, e incluso las grasas, actúan como quelantes efectivos. Las patatas y judías blancas, alubias o frijoles aportan una cantidad nada despreciable de L-lisina, mientras que la cebolla y las lentejas aportan L-metionina. 

El uso diario de vinagre de manzana (un quelante algo más débil conocido como EDTA) sería muy efectivo si lo tomásemos diariamente (por ejemplo en las ensaladas).

Por otro lado, también encontramos alimentos que ayudan en esta eliminación de metales pesados, como por ejemplo el suero de la leche, rico en Glutatión que ayuda en la homeostasis celular y es un gran antioxidante que facilita que se remuevan los metales pesados, ya que también contiene grandes cantidades de cisteína (según el centro médico de la Universidad de Pittsburgh)

Existen, por otro lado, alimentos que ayudan al cuerpo a combatir gradualmente los efectos de los metales pesados, y su consumo no tiene efectos secundarios, sino que incluyen además múltiples beneficios para el cuerpo.

Otros minerales como el Zinc y el Selenio se encuentran muy relacionados con el sistema inmunológico, lo encontramos en el arroz integral, la avena y los melocotones.

En cuanto al grupo de vegetales podemos contar con el grupo de las crucíferas: coliflor, coles de Bruselas o la col. 


Comentario final:

De todo este estudio, lo que realmente me ha llamado más la atención es la intoxicación por Benceno, me parece increíble que llevemos tanto tiempo con este  problema de contaminación, y que al día de este estudio, aún no hayan encontrado un tratamiento que anule los efectos mortales que produce este hidrocarburo.

Prácticamente existe quelación para todos los metales conocidos, por ejemplo:

Para el plomo se utiliza el edetato de calcio disódico (CaNa2EDTA) o la D-penicilamina.

Para las sustancias radiactivas como plutonio, torio, uranio, y radioitrio se utiliza el ácido dietilentriaminopentaacético (DTPA).

Para el mercurio se emplea dimercaprol (BAL) en casos de exposición grave o en pacientes sintomáticos o D-penicilamina en casos de exposición leve o en pacientes que no presentan síntomas. Así mismo puede utilizarse un derivado de la penicilamina: la N-acetil-D-penicilamina (NAP) se ha usado con éxito en pacientes que requieren tratamiento contra la intoxicación por mercurio.

Para el arsénico el dimercaprol y la continuación de la terapia se sigue con penicilamina. Así mismo, en caso de síntomatología recurrente puede emplearse un derivado del dimercaprol, el succímero del ácido 2,3 dimercaptosuccínico.

Para el Cadmio se administra EDTA en su forma de edetato de calcio disódico. No se utiliza el dimercaprol debido a que se ha observado que incrementa la nefrotoxicidad. La terapia se instaura lo más rápidamente posible porque debido a la distribución del metal puede llegar a sitios donde el quelante no puede alcanzarlo.

En la intoxicación por hierro se puede emplear la deferoxamina.

En la enfermedad de Wilson donde hay un exceso de cobre en el cuerpo, se puede usar la trientina (trietilentetramina).

Y sin embargo para esta, que es tan letal, al parecer aún no han tenido tiempo para controlarla.

Para finalizar no me gustaría terminar sin daros una pequeña receta utilizando los quelantes naturales de cómo comer todo lo que nos gusta y que se encuentra contaminado.


RECOMENDACIONES

Así que podríamos empezar por una ensalada que contenga lechuga (clorofila), cebolla (L-metionina), pimientos (vitaminas y clorofila) y cilantro, aderezándolo después con vinagre de manzana (EDTA) y sal sin refinar que gracias al cloro y el sodio facilitan el Metabolismo de las proteínas.

Para la comida del mediodía, el almuerzo, podemos comer un arroz integral (rico en Zinc y Selenio) con verduras, o bien unas legumbres (ricas en L-lisina) guisadas con unas menestras que suelen contener coles de bruselas.

Para la comida de la noche, la cena, podemos comer por ejemplo atún o pez espada (que supuestamente contiene mercurio), preparamos una salsa verde compuesta por aceite de oliva, ajo picado (que contiene L-metionina y la L-cisteína), perejil (clorofila) y cilantro, todo ello muy bien picado; después lo servimos con un adorno de hojas frescas de cilantro. De postre podemos comernos unos melocotones (ricos en Zinc, Selenio y vitamina B17).

Cuando se nos antoje comernos un yogur, recordad no tirar el suero (el líquido que suele estar en la superficie), acordaros de la importancia del Glutatión.

Por supuesto, tampoco tenéis que olvidar que todos estos metales se eliminan por vía renal, por lo que habremos de hidratarnos muy bien con un agua lo más desmineralizada posible con el fin de facilitar a nuestros riñones la eliminación de todas estas toxinas con un mínimo esfuerzo.

Finalmente aconsejaros a los que vivís en un centro urbano con mucha densidad de tráfico, que no os falte nunca en casa el cilantro y el ajo para que lo uséis de forma prácticamente diaria.


Como siempre si tenéis alguna duda o queréis alguna aclaración no dudéis en preguntármelo.



Nos vemos.