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jueves, 31 de octubre de 2013

Bisfenol A y Diabetes

A raíz de un artículo que cayó en mis manos hace unos meses, decidí abordar el tema del Bisfenol A entre otras cosas por la relación que este compuesto parece tener con el desarrollo de la diabetes, especialmente en los niños. 

Se trata de un producto químico, concretamente un policarbonato, un plástico rígido y transparente que se usa para hacer envases para el uso de alimentos como biberones, platos, tazas y recipientes.

Tenemos que saber que todos los materiales cuando se calientan, en determinadas condiciones, desprenden pequeñas cantidades del mismo, en el caso de los biberones el riesgo está en que esta migración se produce cuando calentamos el agua que utilizamos en su preparación. 

Algunos estudios plantean el peligro de esta posible contaminación, especialmente en los lactantes de edades comprendidas entre los 3 y los 6 meses, estos riesgos pueden llegar a desencadenar a largo plazo problemas metabólicos e incluso la posibilidad de desarrollar una diabetes. 

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que es el organismo que se encarga de evaluar los riesgos de la Unión Europea, lo ha evaluado en varias ocasiones, su última evaluación es del 2010, llegándose a la conclusión de que no se han encontrado evidencias científicas que en cierto modo obliguen a modificar la Ingesta Diaria Tolerable de 0,05 mg/kg.día que ya fue establecida en el año 2002. 

Pese a todo se estableció la prohibición para la fabricación de biberones para lactantes, en base al principio de precaución que se encuentra establecido en la legislación comunitaria. En la actualidad no se están fabricando biberones de policarbonato con bisfenol A en España, habiendo sidos sustituidos por otros plásticos que no contienen el bisfenol A y por el vidrio. 

Pero una pregunta que se me ocurre es ¿como podemos saber si los recipientes de plástico que utilizamos (sean biberones, platos, vasos, etc que podemos calentarlos cuando los metemos en el microhondas) contienen ese policarbonato que puede contaminar con bisfenol A?

Pues bien, debemos de saber que todas las botellas y utensilios de plástico pueden filtrar alguno de sus componentes químicos. Por lo tanto para poder saber cual de ellos contiene bisfenol A debemos ver el número que se encuentra en un triangulo localizado en la base del producto. Devemos evitar los números 3 (cloruro de polivinilo o PVC), 6 (poliestireno o PS) y 7 (policarbonato o PC), siendo este último el responsable de la eliminación de bisfenol A. El policarbonato suele ser un material de plástico bastante duro, transparente y brilloso. Aunque ante la duda lo mejor es utilizar materiales de vidrio. 

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria ha realizado un informe muy detallado de toda esta problemática y del que os paso un resumen de todos los pasos que las leyes españolas han ido dando hasta este año: 

El BPA es una de las numerosas sustancias que potencialmente puede interaccionar con los sistemas hormonales del cuerpo humano (disruptores endocrinos), de hecho, su capacidad de mimetización de estrógenos (hormonas sexuales femeninas) se conoce desde los años 30 y sus efectos sobre la fertilidad y la reproducción y el sistema endocrino ha sido objeto de gran debate científico, ligado a informes sobre los efectos a baja dosis de BPA en roedores.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) reevaluó en 2006 esta sustancia con el objeto de considerar la nueva y extensa información científica (más de 200 publicaciones) generada desde su evaluación en 2002 por el Comité Científico de Alimentación Humana.


EFSA estableció la ingesta diaria tolerable (IDT) de la sustancia BPA para el hombre en 0,05 mg/Kg.día, basándose en un estudio de 3 generaciones en rata (NOAEL= 5 mg/Kg.día),con un factor de seguridad de 100.

Para el cálculo de exposición, EFSA tuvo en cuenta un escenario adverso con niveles de migración conservadores, consumos extremos (95%) y distintos segmentos de la población incluyendo los más sensibles (bebés 3 meses, bebés 6 meses, niños 18 meses y adultos). El resultado mostró una exposición teórica entre 0,2 y 13 ug/Kg.día, lo que suponía un nivel inferior al 30% de la ingesta diaria tolerable.

Posteriormente, en julio de 2008, el panel AFC de EFSA publicó una nueva opinión sobre BPA, en este caso relativa a la toxicocinética del mismo, en la que consideraba que su evaluación del riesgo previa basada en un NOAEL global por los efectos en ratas y usando un factor de seguridad de 100 era un escenario suficientemente conservador para los humanos.

En el mes de septiembre de 2008, la Comisión Europea solicitó a EFSA una nueva evaluación como consecuencia de la publicación de un estudio en el Journal of the American Medical Association (JAMA) que relacionaba niveles de BPA en orina en adultos con trastornos en la salud. Los autores concluían que altas concentraciones en orina se asociaban a un aumento de la prevalencia de enfermedades cardiovasculares, diabetes y en alteraciones de las enzimas hepáticas.

Debido a la urgencia del tema, EFSA evaluó esta publicación y emitió una declaración el 22 de octubre de 2008 en la que manifestó que este estudio por sí solo no aportaba suficientes pruebas para demostrar la relación entre la exposición a BPA y a las alteraciones de salud arriba mencionadas. Por tanto, consideró mantener la IDT de 0,05 mg/kg.día. No obstante, no descartaba seguir haciendo posteriores evaluaciones a tenor de las nuevas informaciones toxicológicas que fueran apareciendo.

El 30 de septiembre de 2010, EFSA, considerando más de 800 estudios, publicó una nueva opinión, en la que concluía que no podía identificar ninguna evidencia nueva para modificar la actual IDT de 0,05 mg/kg.día y que, ante cualquier dato nuevo relevante en el futuro, la opinión sería reconsiderada. También observó que algunos de estos estudios realizados sobre animales en desarrollo sugerían otros efectos relacionados con el BPA de posible relevancia toxicológica, sin embargo, reconoció que tenían muchos defectos, por lo que la relevancia de sus resultados en relación con la salud humana no podían evaluarse en aquel momento, de ahí que el Panel estuviera abierto a recibir nuevos datos en el futuro.

En el año 2011, con el objetivo de reducir la exposición de los lactantes al BPA y debido a la existencia de materiales alternativos al policarbonato para la fabricación de biberones, la Comisión Europea, previo consenso con los Estados Miembros, y aplicando el principio de precaución que establece el Reglamento 178/2002 en su artículo 7, aprobó la Directiva 2011/8/UE de la Comisión, de 28 de enero de 2011, que modifica la Directiva 2002/72/CE (anterior normativa que regulaba los plásticos, derogada mediante el Reglamento 10/2011) por lo que se refiere a la restricción del uso de BPA en biberones para lactantes, que estableció la prohibición de uso de BPA en los biberones de policarbonato para lactantes, en sustitución del texto que existía para el mismo compuesto dispuesto en la Directiva 2002/72/CE.

A este motivo, hay que añadir que los lactantes de 3 a 6 meses alimentados con biberones de policarbonato se consideran el grupo de población con mayor exposición a BPA. Las fórmulas infantiles y la leche materna son la única fuente de nutrición de esta población hasta los 4 meses y siguen siendo una fuente importante de alimentación durante algunos meses más. Cabe resaltar que, aunque los lactantes tienen suficiente capacidad para eliminar el BPA, su sistema de eliminación no alcanza su desarrollo completo hasta los primeros 6 meses de vida y, por tanto, se aplica esta restricción para evitar una sobreexposición.

La Directiva 2011/8/UE dispuso que, desde el 1 de marzo de 2011, quedaba prohibida la fabricación de biberones de policarbonato que contuvieran esta sustancia y a partir del 1 de junio de 2011, la comercialización e importación en la Unión europea de los materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con los alimentos que no cumplieran lo dispuesto en la Directiva. Esta Directiva fue transpuesta mediante la Orden PRE/628/2011 de 22 de marzo, por la que se modifica el Anexo II del Real Decreto 866/2008, de 23 de mayo, por el que se aprueba la lista de sustancias permitidas para la fabricación de materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con los alimentos y se regulan determinadas condiciones de ensayo.

El 2 de abril de 2011, se publicó el Reglamento de Ejecución (UE) Nº 321/2011 de la Comisión de 1 de abril de 2011, que modifica el Reglamento (UE) Nº 10/2011 por lo que respecta a la restricción del uso de BPA en biberones de plástico para lactantes, que ratificó los plazos anteriormente señalados en la Directiva. Por tanto, desde el día 1 de junio de 2011, no pueden comercializarse ni importarse biberones de policarbonato para lactantes que contengan bisfenol A, es decir, que estos productos no pueden existir en el mercado.

En octubre de 2011, la Comisión Europea solicitó a EFSA la revisión de dos informes de Bisfenol A publicados por la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria, de Alimentación, Medioambiente y Trabajo (ANSES). EFSA analizó estos informes, en estrecha colaboración con ANSES, teniendo en cuenta la evaluación del riesgo que realizó previamente y considerando el trasfondo de los diferentes puntos de vista en relación con los efectos potenciales sobre la salud de Bisfenol A.

El 1 de diciembre de 2011, EFSA publicó en su página web la opinión sobre este estudio. Después de haber evaluado el citado informe, EFSA consideró que los datos que en él aparecían no eran suficientes para modificar la opinión publicada en octubre de 2010 sobre la seguridad del uso de bisfenol A.

Continuando con los esfuerzos que está realizando para la consecución de estudios acerca del BPA, EFSA publicó en abril de 2012 en su web que, en el mes de febrero, el panel CEF (Materiales en contacto con los alimentos, enzimas, aromas y coadyuvantes tecnológicos), en su sesión plenaria, acordó iniciar un extenso plan de trabajo; al que fueron invitados a participar los expertos de las autoridades nacionales de los Estados Miembros de la Unión Europea, para la re-evaluación del riesgo de la exposición en humanos al bisfenol A, a través de la dieta.

El estudio se estructuró en dos grupos de trabajo: el primero de ellos se encargaría de la caracterización de los efectos toxicológicos del BPA, y el segundo llevaría a cabo un exhaustivo estudio de la absorción del BPA en el cuerpo humano.
Así mismo, y para darle un carácter global al nuevo estudio, EFSA recabaría informes científicos realizados por los expertos de los Estados Miembros y de EEUU.
En mayo de 2012, EFSA publicó en su página web una nueva petición de datos (call for data) de incidencia de BPA en materiales destinados a entrar en contacto con los alimentos y migración de esta sustancia.

En octubre de 2012, EFSA se reunió con expertos europeos y nacionales para compartir e intercambiar información sobre los trabajos en curso y las evaluaciones de riesgo sobre el bisfenol A. A corto plazo, estos estudios incluyen una evaluación del riesgo elaborada por la Agencia Francesa para la Alimentación, Medio Ambiente y Salud y Seguridad Ocupacional (ANSES) así como un informe del Comité Científico de la Comisión Europea sobre la Salud Riesgos Emergentes y Recientemente Identificados (CCRSERI) sobre la evaluación de los riesgos para la salud humana derivados del uso de bisfenol A en los productos sanitarios.

A principios del mes de julio, EFSA publicó que la nueva evaluación se realizaría en dos etapas, en la primera se tendría en cuenta la exposición al BPA y en la segunda, los aspectos que atañen a la salud humana (se estima que finalice en el 2014).

Así pues, el 25 de julio, EFSA ha abierto una consulta pública, que finaliza el 15/09/2013, del proyecto de opinión relativo a la exposición del BPA de todas fuentes posibles: dieta y no dieta en varios tramos de edad. El diseño del estudio de exposición consistió en la evaluación de ésta a través de diferentes fuentes (alimentarias y no alimentarias) y por distintas vías de exposición (oral, inhalación y dérmica) de la población de la UE.

El resultado del estudio confirma que la dieta se considera la principal fuente de exposición a BPA en todos los grupos de la población y rangos de edad (78-99%), siendo las estimaciones de los modelos muy inferiores a las estimaciones comunicadas por EFSA en 2006.

Para niveles medios de exposición, el estudio refleja que para los bebés y niños pequeños (de 6 meses-3 años) la exposición media obtenida de la dieta se estima que es de 375 ng/kg peso/día, mientras que para la población mayor de 18 años de edad (incluidas las mujeres en edad fértil) la cifra es hasta 132 ng/kg peso/día. En comparación, estas estimaciones suponen menos del 1% de la ingesta tolerable diaria (TDI) de BPA establecido por EFSA en 2006 en 0,05 mg/kg peso/día.

Por otro lado, EFSA establece como segunda fuente de exposición el papel térmico (7-15%) en todos los grupos de población de más de 3 años de edad y el polvo para niños mayores de 3 años (2,1%). EFSA también reconoce que la incertidumbre asociada a la estimación de la exposición al BPA en este último caso es considerablemente más alta que la asociada a la exposición obtenida para la dieta.
Cuando finalice este periodo de consulta, EFSA abrirá otro (se estima para principios del 2014) relativo a la segunda parte del estudio.

A pesar de todo hay estudios que relacionan los altos niveles de Bisfenol A con la obesidad, la diabetes, enfermedades cardiovasculares, de ovario poliquístico o recuento bajo de espermatozoides (1); incluso su exposición a largo plazo se relaciona con el riesgo de desarrollar diversas enfermedades y trastornos endocrinos. Su exposición especialmente durante el periodo del desarrollo aumenta el riesgo de carcinoma de mama, obesidad, diabetes mellitus tipo 2, así como trastornos relacionados con la reproducción, así como el carcinoma de testículos y el carcinoma de próstata. Algunos estudios aislados apoyan también la relación entre el bisfenol A con el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y autoinmunes (2).


Conclusión: 

En mi opinión, no es cuestión de que tiremos todas las botellas u utensilios de plástico, sino que debemos aprender a convivir con ellas, no las usemos para calentar productos, en caso de ser un líquido lo pasamos a un recipiente de cristal y si es un sólido a un plato de cristal o cerámica. No rellenemos una y otra vez las botellas de agua, no las dejemos en el coche y luego la utilicemos en épocas como el verano, donde suelen recalentarse. 

Tened especial cuidado con los niños y muy especialmente con los lactantes.

Os doy algunas direcciones de trabajos relacionados con el bisfenol A: