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lunes, 17 de diciembre de 2012

Importancia de la Digestión. (El estómago)


Existen muchas maneras de alimentarse, pero solo una de nutrirse.

Según la Asociación Médica Estadounidense, Nutrición es la ciencia que estudia los alimentos, los nutrientes y otras sustancias conexas, su acción, su interacción y equilibrio respecto de la salud y la enfermedad. Asimismo, estudia el proceso mediante el cual el organismo digiere, absorbe, transporta, utiliza y elimina las substancias alimenticias.  Podríamos decir, por ello, que la nutrición se ocupa de los nutrientes en sí y del proceso de la digestión, es decir el estudio de los nutrientes y el proceso de la digestión de los mismos en el organismo.

Cada día la nutrición adquiere mayor importancia en todos los países del mundo. Es una ciencia en la que hay que introducirse a través de una percepción global del organismo, en los que hay que tener en cuenta aspectos bioquímicos, fisiológicos, psicológicos, clínicos, culturales y climatológicos. 

En cuanto a la Alimentación, podríamos definirla como la forma y manera de proporcionar al cuerpo las substancias que le son indispensables para mantener la salud y la vida. Al igual que una estufa que suministra calor y necesita energía para funcionar y no estropearse, lo mismo que un artesano necesita materias primas para sintetizar materiales nuevos, también el organismo humano depende del aporte de energía y de determinadas sustancias químicas que le llegan a través de la alimentación. Estas energías y sustancias las necesita para su crecimiento, mantener las funciones corporales y mentales, conservar el calor corporal y reconstruir los componentes destruidos o perdidos en los procesos vitales; es decir  para toda la actividad metabólica que nuestro organismo necesita.

Desde mi punto de vista, la digestión empieza en la boca, gracias a nuestra vista y/o nuestro olfato.   
Cuántas veces hemos pasado por delante de una pastelería y se nos han ido los ojos por el escaparate haciéndonos la boca agua, o cuándo nos han presentado un plato de comida bien condimentado, con ese olor que llega a nuestro cerebro favoreciendo que nuestro estómago se vaya preparando para lo que supuestamente viene después.
No se si conocéis que existe una estrecha relación entre la mente y la secreción gástrica,   bien conocida desde los experimentos de Pávlov. (Por el procedimiento de hacer sonar una campana en el momento de poner la comida a los perros, Pávlov consiguió crear en los animales un reflejo condicionado, de manera que al cabo de algún tiempo bastaba el sonido de la campana para desencadenar la secreción gástrica que normalmente provoca la vista de la comida.), por este motivo yo diría que (en el ser humano no necesitamos la campanita) la digestión empieza en la boca gracias a nuestra vista y/o nuestro olfato, ya que gracias a ella se facilita la secreción de jugos gástricos, y por lo tanto la digestión completa de los alimentos.

Cuando empezamos a comer y una vez tenemos el alimento en la boca, es muy importante masticar y ensalivar bien con el único fin de que cuando este llegue al estomago se encuentre lo más triturado posible, de esta forma el estómago no necesitará generar un gran esfuerzo en su metabolización, pero qué puede ocurrir cuando nos encontramos con que este órgano se encuentra lesionado, bien por un problema de gastritis, úlcera, hernia de hiato o cualquier otra patología; pues nos encontraríamos con que el valor nutritivo de los alimentos que estamos ingiriendo no podrían ser aprovechados por nuestro organismo, entonces ¿cómo podemos abordar la posible falta de absorción o aprovechamiento de estos alimentos?. Para poderlo hacer vamos a utilizar un símil donde compararemos el estómago con una olla donde guisamos la comida y donde el tiempo del que disponemos para la cocción es fijo (sería el tiempo que tarda el estómago en hacer la digestión). 

Supongamos que la olla (estómago) que utilizamos está picada y por lo tanto pierde liquido (jugo gástrico) ¿qué ocurre con la comida? Seguramente no se terminaría por hacer y o bien la comeríamos cruda o quemada en el caso de que hubiese demasiado fuego, por lo tanto lo primero que tenemos que hacer es reparar esa olla (estómago).

Si una comida no se llega a hacer cuando la guisamos, se podría pensar en varios motivos, vamos a ver algunos de ellos:
o   Que el recipiente que usemos esté estropeado.
o   Que la temperatura no sea la adecuada, bien porque el fuego sea demasiado bajo por el simple hecho de que no haya suficiente o porque nos hayamos visto obligados a añadir más agua durante el proceso de cocción; o por el contrario, que sea demasiado alto y por lo tanto se pueda quemar.
o   Que el alimento que introducimos no se encuentre lo suficientemente partido (a mayor tamaño y mismo tiempo de guiso, más problema para hacerse).
o   Que el tiempo programado no sea el suficiente.
o   Que la persona encargada de la comida se encuentre haciendo otras cosas y finalmente se le termine quemando.

Posiblemente estéis pensando en muchas más, pero de momento vamos a ver qué ocurre cuando trasladamos estas situaciones a nuestro organismo:

1º) Que el recipiente que usemos esté estropeado, es decir que tengamos un problema de estómago (gastritis, úlcera, hernia de hiato, e incluso podríamos hablar de cáncer).
Lo primero que tenemos que hacer es intentar acabar con ese problema, pero ¿cómo lo hacemos? A través de la alimentación podemos intentarlo, es cómodo, barato y fácil de hacer. El mejor alimento que facilita la regeneración de los epitelios del estómago es la “Patata”, la forma más efectiva es comerla guisada con verduras exclusivamente (lo que aquí en Andalucía conocemos como unas patatas en amarillo acompañadas tan solo por verduras) al menos unas tres veces en semana, “ la frecuencia dependerá del grado de la lesión y de las ganas que tengamos de recuperarnos, pero os aconsejo que sea cual sea el grado de lesión, con unas tres veces por semana es suficiente, conforme vayamos mejorando reduciremos la frecuencia hasta dejarlas al menos una sola vez por semana. Evidentemente mientras se mantenga el problema no se deberán tomar alimentos que pudiesen actuar como irritantes: fritos, naranjas, alcohol, leche y carnes; el resto de los alimentos deberán estar compuestos por pescados blancos, legumbres, verduras e hidratos de carbono (como arroz o pastas). A pesar de todo, un cítrico que funciona muy bien es el limón, supongo que alguno de ustedes pensareis que como un ácido puede venir bien en un problema de estómago, pero lo cierto es que resulta muy efectivo, especialmente como antiácido; debemos de tomarlo diluido en el agua de beber (cada vez que bebamos agua añadirle un poco de zumo de limón natural). En realidad el motivo de cómo funciona no se conoce muy bien, al parecer cuando se encuentra en la boca se comporta como ácido, pero cuando pasa al estómago se vuelve alcalino actuando de esta forma como antiácido y antiinflamatorio.

2º) Que la temperatura no sea la adecuada, entre otras cosas porque al irse quedando sin agua le añadamos más sobre la marcha. La temperatura podríamos relacionarla con la secreción de los jugos gástricos. Cuando vemos u olemos una comida nuestro organismo segrega la cantidad justa de jugos gástricos que necesitamos para poder metabolizar el alimento que vamos a introducir (acordaros del experimentos de Pávlov), pueden ocurrir tres problemas:

1)      Que se reduzca “este fuego”, es decir que la cantidad segregada no sea suficiente, por lo que la metabolización no va a ser completa, uno de los motivos puede ser entre otras cosas un estado anímico bajo, ya que esta situación va a impedir que el nivel de secreción gástrica sea el adecuado.
2)      Que la intensidad del fuego sea alta, es decir que haya un exceso de secreción en relación a los alimentos que en ese momento estamos digiriendo, esto puede darse en situaciones de estrés. No todos los alimentos requieren la misma intensidad de calor para que se hagan, esto supongo que una gran mayoría ya lo sabéis, por ejemplo: los hidratos de carbono como las pastas, el arroz, etc. se hacen con un nivel de temperatura menor que si estuviésemos asando una carne; cada tipo de alimento requiere una preparación diferente.
3)      Que mientras comamos se reduzcan los niveles de secreción, es decir que se reduzca “ese fuego”, esto puede ocurrir cuando bebemos agua durante la comida, vamos a explicarlo; si cuando estamos guisando con una temperatura determinada y sabemos que el tiempo de preparación es invariable y añadimos agua, lógicamente la temperatura del guiso bajará y la comida no estará hecha en el tiempo previsto porque la potencia del fuego habrá disminuido, cuando nos alimentamos ocurre lo mismo, si tomamos agua comiendo se produce una hemodilución de los jugos gástricos reduciéndose los niveles de acidez y por lo tanto de metabolización; es de aquí donde surge el tópico de que hay quien dice que el agua engorda cuando comemos, realmente no engorda, porque no tiene calorías pero sin embargo facilita este proceso al no permitir la metabolización completa de los alimentos. Esto me recuerda al hábito del vino en las comidas, todos sabemos que existen tres tipos de vino que se suelen usar cuando estamos comiendo: Blanco, Rosado y Tinto; pero conocéis que tipo de vino va con qué tipo de comida y porqué, veréis el color del vino suele acompañar al alimento según su dificultad para poder digerirlo, de menos dificultad a más, vamos a poner unos ejemplos: Blanco en pescados suaves como mariscos (no son muy pesados de digerir), Rosados en alimentos con algo de mayor contenido en grasas y por lo tanto más pesados en su digestión como pueden ser pescados azules, por ejemplo el salmón; y por último los tintos que suelen acompañar a las carnes por ser estas algo más pesadas que las anteriores (el porcentaje de alcohol se encuentra directamente relacionado con el grado de metabolización del alimento, a mayor contenido en grasa-más alcohol, de ahí que los licores de hierba con una alta graduación se conozcan como digestivos).

3º) Que el alimento que introducimos no se encuentre lo suficientemente partido (a mayor tamaño y mismo tiempo de guiso peor para hacerse). Aquí vamos a introducir la importancia de la masticación y por lo tanto de la insalivación. Vamos a ver cómo podríamos compararlo desde el punto de vista conductual. Los alimentos entran por la boca y en ella son triturados por los dientes (los dientes representan nuestra agresividad). Con los dientes mordemos y masticamos. Una mala dentadura es indicio de que una persona tiene dificultad para manifestar su agresividad. Los dientes, representan agresividad y capacidad de dominio (abrirse paso a dentelladas). Generalmente, suele atribuirse la magnífica dentadura de algunos pueblos primitivos a la alimentación natural. Pero es que estos pueblos tratan la agresividad de formas muy diferentes. De todos modos, dejando aparte la problemática colectiva, el estado de los dientes también es revelador a escala individual. No creo que sea necesario extenderme mucho más en este aspecto, resulta evidente que cuanto más mastiquemos los alimentos, mejor podrán ser digeridos y por lo tanto metabolizados.

4º) Que el tiempo programado no sea el suficiente. Sabemos que el proceso de la digestión requiere un tiempo determinado, hoy día llevamos una vida tan activa que incluso no tenemos tiempo ni para comer. El acto de comer ha de ser tranquilo y sosegado, toda nuestra atención siempre se debe centrar en aquello que en ese momento estemos realizando y la alimentación es quizás la más importante. Hemos de tener en cuenta que a través de la alimentación aportamos a nuestro organismo todo aquello que este necesita para poder “moverse”, ha de ser una dieta equilibrada donde se aporten todos los nutrientes que nuestro cuerpo y cerebro necesitan para el día a día, para ello la dieta ha de ser lo más variada posible, empezando por el desayuno (que siempre desayunamos lo mismo), pasando por el almuerzo y terminando por la cena; de la misma forma que no comemos siempre lo mismo en el almuerzo o la cena hemos de hacer con el desayuno. 

5º) Que la persona encargada de la comida se encuentre haciendo otras cosas y finalmente se le termine quemando. ¿Cuántas veces no se ha quemado la comida (a nuestras mujeres o madres, a nosotros no porque no solemos cocinar) por el simple hecho de que  se encontraban haciendo otras cosas a la vez?
Cuando esta situación la trasladamos a nuestra vida real, nos encontramos con una persona que lleva muchas cosas a la vez. Si pensamos en el comienzo de la digestión, recordaremos que empieza en la boca, es decir en los dientes, cuando masticamos estamos realizando un acto de agresividad, todo el mundo sabe que el alimento mal masticado es difícilmente tolerable por un estómago excitado y con exceso de ácidos. Pero recordemos que la masticación es agresión. Y cuando falta una buena masticación el estómago tiene que trabajar más y producir más ácidos. Del enfermo de estómago podríamos pensar que por diferentes motivos, puede ser una persona que rehúye los conflictos. Para poder solucionar este problema creo que el enfermo de estómago debería aprender a tomar conciencia de sus sentimientos, afrontar conscientemente los conflictos y aceptar de forma consciente todas aquellas impresiones que le vengan del exterior.

Espero haberos explicado medianamente bien este proceso, si algo no ha quedado lo suficientemente claro, no dudéis en preguntármelo.

El próximo día hablaremos del intestino delgado y de sus connotaciones conductuales.

Nos vemos.