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lunes, 1 de marzo de 2021

MIEDO, SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO Y COVID-19


Hola a todos.

El pasado mes de septiembre nuestro equipo de investigación publicó un artículo relacionado con el COVID-19, he pensado haceros un pequeño resumen del mismo y añadiros un apartado especial donde se expone cómo podríamos potenciar nuestro sistema inmunológico para combatir no solo este virus sino todos los que pudiesen ir apareciendo más adelante. Al final teneis un enlace para que podáis acceder al artículo completo si os interesa. 


El miedo, una emoción que siempre ha acompañado a la humanidad y al ser humano a lo largo de toda su historia y en el que intervienen juntos aspectos como los biológicos, psicológicos y sociales, afecta a nuestro sistema inmunológico sobre todo en los ataques de pánico afectando al Sistema Nervioso Simpático y favoreciendo que el Sistema entérico en su relación con el Sistema Inmunológico pueda verse afectado. Es una respuesta emocional básica para cualquier ser humano y cualquier animal, es la respuesta que produce el cuerpo ante la presencia de un daño psíquico o físico y donde la intensidad de la respuesta emocional, dependerá de la valoración que el cerebro haga sobre las consecuencias de ese daño hacia nuestra persona. 

El miedo es una emoción que siempre ha acompañado a la humanidad y al ser humano a lo largo de toda su historia  y donde intervienen juntos aspectos como los biológicos, psicológicos y sociales; lo que ha dado lugar al origen de muchos fundamentos que forman parte de nuestra cultura junto con la forma en cómo convivimos en nuestra sociedad, incluso es tan importante que en ocasiones podríamos llegar a considerarlo como un pesado lastre que llega a limitar nuestra libertad y capacidad de desarrollo integral (Lorenzo, T).

Sabemos que el circuito del miedo organiza mecanismos de defensa como respuesta a amenazas ambientales, este circuito es evolutivamente crucial para la supervivencia, pero se piensa que su desregulación llega a desempeñar un papel importante en la fisiopatología de las condiciones psiquiátricas de los seres humanos. 


La población se encuentra asustada, ¿podría el miedo favorecer una baja respuesta del sistema inmunológico y por lo tanto favorecer el desarrollo del COVID-19?

El miedo y su relación con el estrés.

El miedo es una emoción que cuando aparece de forma incontrolada hace que se active el Sistema Nervioso Simpático (SNS), con la intención de que el organismo pueda disponer del máximo de recursos durante un tiempo determinado con el único fin de luchar o huir; en situaciones de miedo, sobre todo en los ataques de pánico, el SNS se encarga de que el cuerpo disponga de un rendimiento máximo por un breve espacio de tiempo, de esta manera lo prepara para la lucha o la huida; cuando esto ocurre las funciones que no resultan precisas en ese momento decaen (Elena Bernard). Nuestro organismo a través del Sistema Nervioso Autónomo (SNA) controla varios órganos internos y ejecuta funciones cruciales mediante sofisticados circuitos y conectividad neuronal, su disfunción provoca un desequilibrio de la homeostasis y numerosos trastornos humanos ( Liu DS 1 , Xu TL 2 .); normalmente la excitación del miedo viene condicionada por el entorno en el que nos encontramos generando una activación de la respuesta a situaciones de estrés, esta situación de alarma promueve una serie de cambios autónomos y endocrinos diseñados para ayudar a un estado de conservación, este tipo de respuesta incluye la liberación de glucocorticoides desde la corteza suprarrenal y catecolaminas desde la médula suprarrenal y nervios simpáticos. (Rodrigues SM 1 , LeDoux JE , Sapolsky RM ).

Sistema Nervioso Autónomo(SNA) 

El SNA controla de forma automática los latidos del corazón, la digestión, la respiración, el sudor, la presión arterial, etc., siendo la mayoría de estos órganos controlados por el Sistema Nervioso Simpático (SNS) y el Sistema Nervioso Parasimpático (SNP). 

En ocasiones podemos encontrarnos reacciones contrarias en el organismo como cuando uno (SNS) aumenta la presión arterial, el otro (SNP) la disminuye, de hecho la saturación del sistema simpático se encuentra asociada a muchas enfermedades (Gremio SJ 1 et al.); en líneas generales los dos trabajan juntos con el fin de garantizar una reacción adecuada del organismo ante cualquier situación que se pudiese presentar, pero en situaciones de miedo la activación del sistema nervioso simpático es esencial para hacer frente a las situaciones de estrés ambientales como son los estímulos que generan temor (Yoshihara K 1 et al.), por este motivo la activación de la respuesta en situaciones de estrés genera una cascada de reacciones fisiológicas que pueden ser perjudiciales cuando se repiten o son crónicas además de cuando se desencadenan tras la exposición a situaciones de estrés psicológicos y/o emocionales; por este motivo un contexto condicionado por el miedo repetido llega a producir adaptaciones indicativas de efectos perjudiciales para la salud. (Thompson RS 1 , PV fuerte 1 , Fleshner M 1 );

- Sistema Simpático

Se sabe que el sistema nervioso desempeña un papel relevante en el control de la función de las células inmunes donde el sistema nervioso simpático (SNS) tiene la capacidad de modular la función de las células dendríticas (Takenaka MC, Guereschi MG, Basso AS), de hecho la relación cruzada entre el SNS y el sistema inmune es vital para el estado de salud, donde la infección, la lesión tisular y la inflamación aumentan las tasas de activación de los nervios simpáticos, una situación que favorece el aumento de liberación de noradrenalina en los órganos y tejidos linfoides.( Lorton D, Bellinger DL); existen dos formas por las que el sistema nervioso puede comunicarse con el sistema inmunológico, el primero es a través de las hormonas pituitarias y el segundo a través de los nervios periféricos simpáticos, parasimpáticos y sensoriales, esta comunicación será restringido a una discusión del papel que juega el SNS (Schorr EC, Arnason BG). 

 - Sistema Parasimpático

El sistema nervioso parasimpático (SNP) y el sistema inmunitario es fundamental para comprender las relaciones entre el desarrollo de las enfermedades crónicas y los cambios asociados al sistema inmunitario en función del sistema nervioso autónomo (Kenney MJ, Ganta CK), se conoce como la actividad nerviosa parasimpática amortigua la respuesta inflamatoria a través de los receptores de acetilcolina nicotínicos α7; 

 ¿Dónde encaja en todo este problema la actividad del Sistema Nervioso Entérico?

El tracto gastrointestinal es esencial para la absorción de nutrientes, para la inducción de respuestas inmunes sistémicas y mucosas y para el mantenimiento de una microbiota intestinal saludable. Los aspectos clave de la fisiología gastrointestinal están controlados por el Sistema Nervioso Entérico (ENS), que está compuesto por neuronas y células gliales; un sistema que se encuentra expuesto e interactúa con el microambiente externo (microbiota, metabolitos y nutrientes) e interno (células inmunes y células del estroma) del intestino. 

Es conocido que el estrés psicológico generalmente desencadena una respuesta de lucha o huida, lo que provoca la producción de la hormona liberadora de corticotropina y la producción de catecolaminas en varias partes del cuerpo, lo que al final termina perturbando la microbiota. En ausencia de estrés, una microbiota saludable produce ácidos grasos de cadena corta que ejercen efectos antiinflamatorios y antitumorales. Durante el estrés, una población microbiana intestinal alterada afecta la regulación de los neurotransmisores mediados por el microbioma y la función de barrera intestinal ( Househam AM, Peterson CT, Mills PJ, Chopra D. ).

El microbioma intestinal humano afecta la salud del cerebro humano de numerosas maneras: 

1) Componentes bacterianos estructurales como los lipopolisacáridos proporcionan una estimulación tónica de bajo grado del sistema inmune innato, también la estimulación excesiva debido a la disbiosis bacteriana, el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado o el aumento de la permeabilidad intestinal pueden producir inflamación del sistema nervioso central o sistémico. 

2) Las proteínas bacterianas también pueden reaccionar de forma cruzada con antígenos humanos para estimular respuestas disfuncionales del sistema inmunitario adaptativo. 

3) Las enzimas bacterianas pueden producir metabolitos neurotóxicos como el ácido D-láctico y el amoníaco, incluso los metabolitos beneficiosos como los ácidos grasos de cadena corta pueden ejercer neurotoxicidad.

4) Los microbios intestinales pueden producir hormonas y neurotransmisores que son idénticos a los producidos por los humanos. Los receptores bacterianos para estas hormonas influyen en el crecimiento microbiano y la virulencia. 

5) Las bacterias intestinales estimulan directamente las neuronas aferentes del sistema nervioso entérico para enviar señales al cerebro a través del nervio vago. Las herramientas nutricionales para alterar terapéuticamente el microbioma intestinal incluyen cambios en la dieta, los probióticos y los prebióticos. 

6) Las bacterias intestinales estimulan directamente las neuronas aferentes del sistema nervioso entérico para enviar señales al cerebro a través del nervio vago. Las bacterias intestinales estimulan directamente las neuronas aferentes del sistema nervioso entérico para enviar señales al cerebro a través del nervio vago (Leo Galland 1 ).

Lo que se conoce como el eje microbiota-cerebro intestinal se refiere a una red de información bidireccional entre la microbiota intestinal y el cerebro, que puede proporcionar una nueva forma de proteger el cerebro en un futuro cercano; es bien sabido que la microbiota intestinal afecta las funciones fisiológicas, conductuales y cognitivas del cerebro, aunque su mecanismo preciso aún no se ha entendido completamente. .

Existe una relación importante entre los probióticos, los psicobióticos y los procesos cognitivos y conductuales, que incluyen vías de señalización neurológica, metabólica, hormonal e inmunológica; La alteración en estos sistemas puede causar alteraciones en el comportamiento (estado de ánimo) y el nivel cognitivo (aprendizaje y memoria), aunque las bacterias probióticas se concentrarán después de la ingestión principalmente en el epitelio intestinal (donde proporcionan al huésped los nutrientes esenciales y la modulación del sistema inmune), también pueden producir sustancias neuroactivas que actúan en el eje cerebro-intestino (Luis G BermúdezHumarán 1 et al.).


¿Cómo podemos ayudar a nuestro Sistema Entérico y por lo tanto nuestro Sistema Inmunológico?

Proteger nuestro intestino 

Seguramente existen una gran variedad de alimentos que puedan proteger nuestro intestino, pero es conocida la importancia que en este sentido tiene la manzana (Malus spp., Rosaceae) y sus derivados por su elevado contenido en altas cantidades de polifenoles que muestran diversas actividades biológicas y pueden llegar a contribuir efectos beneficiosos para la salud, como proteger el intestino contra la inflamación iniciada por enfermedades inflamatorias intestinales crónicas; especialmente en su forma de zumo ( Jung M, et al)


Reforzar nuestro sistema inmunológico: Aporte de vitamina C y cobre frente al COVID-19

Importancia de la vitamina C

La importancia que tiene la vitamina C para nuestro Sistema Inmunológico es indiscutible, se sabe que altas dosis de esta vitamina mejoran la inmunoterapia contra el cáncer (Alessandro Magrì et al.) y que la vitamina C es un conocido antioxidante con propiedades antiinflamatorias y de mejora del sistema inmunitario ( Tomás A Gacitúa et al.). Se sabe también es compatible con la función inmune y que los neutrófilos la acumulan en concentraciones intracelulares milimolares, lo que sugiere un papel importante para la vitamina en estas células (Mikee Liugan, Anitra C Carr); afortunadamente y dada su importancia en nuestro organismo, prácticamente todos los alimentos contienen en mayor o menor medida cantidades de vitamina C. 

Importancia del cobre. 

El cobre es un oligoelemento que interviene en la síntesis de la hemoglobina y el desarrollo en el sistema nervioso. Su déficit se nota en forma de anemia y anormalidades en el sistema nervioso central (Ramírez Ortega, A , Montaña Cámara Hurtado, M). Según la agencia para sustancias tóxicas y riesgo de enfermedades en su Consejo de Nutrición y Alimentos del Instituto de Medicina recomienda una cantidad diaria de 340 microgramos/día para niños de 1 a 3 años de edad; 440 microgramos/día para niños de 4 a 8 años de edad; 700 microgramos/día para niños de 9 a 13 años de edad; 890 microgramos/día para niños de 14 a 18 años y 900 microgramos/día para adultos; una cantidad suficiente para mantener una salud equilibrada (Atsdr).

En el Antiguo Egipto en torno al 2750 ac, se utilizaron por primera vez tubos de cobre para el suministro del agua; su excelente conductividad hace que sea extremadamente útil en medicina, de hecho el recubrir de este mineral el bisturí de un cirujano permite conducir la electricidad para calentar la hoja haciendo que tenga un efecto cauterizante. 

El cobre ya se utilizaba para hacer dinares y hoy día se utiliza para los euros, aunque los microbios no fueron descubiertos hasta el siglo XIX. Sus propiedades higiénicas eran bien conocidas a través de la tradición y la experiencia; los egipcios, griegos, romanos y aztecas usaban compuestos de cobre para el tratamiento de enfermedades y para una buena higiene, de hecho los egipcios lo usaron como agente esterilizante para el agua potable y las heridas. Hipócrates trató las heridas abiertas e irritaciones de la piel, los romanos catalogaron numerosos usos medicinales del cobre para diversas enfermedades, los aztecas trataban el dolor de garganta, mientras que en Persia y la India lo aplicaban como tratamiento en los forúnculos, infecciones oculares y las úlceras venéreas (Instituto Europeo del Cobre).

Ante la situación actual, Israel ha recuperado las milenarias propiedades antivíricas del cobre en el uso de mascarillas, donde una de sus empresas está fabricando guantes y mascarillas (Maya Siminovich.45). Se ha demostrado que aleaciones de cobre y latón destruyeron genomas virales afectando irreversiblemente la morfología del virus, incluida la desintegración de la envoltura y la dispersión de los picos de superficie; parece ser que la incorporación de superficies de aleación de cobre junto con regímenes de limpieza efectivos y buenas prácticas clínicas podría ayudar a controlar la transmisión de coronavirus respiratorios, incluidos MERS y SARS ( Sarah LWarnes, Zoe R Little, Cwilliam Keevil 46).

A la vista de esta información el siguiente objetivo por tanto es buscar un alimento que pudiese cubrir esta característica y lo encontramos en un fruto; su nombre científico es Rosa Canina y se conoce como escaramujo (Escaramujo.51). Su elevado contenido en vitamina C (1.240 mg/100 g) junto con su elevado contenido en cobre (1.800 ug./100 gr.) lo haría muy recomendado ante esta pandemia que estamos padeciendo siempre y cuando no se sobrepasen los límites establecidos para su consumo

Su uso se encuentra ampliamente en alimentos, cosméticos y como medicina tradicional (A NAgatomo et al. 52) gracias a que las principales características morfológicas que promueven su salud son sus componentes (compuestos fenólicos, carotenoides, ácido ascórbico y un alto contenido en antocianinas) (Giancarlo Fascella et al.53); también se ha podido demostrar su eficacia en afecciones inflamatorias del colon ya que es rico en polifenoles biológicamente activos, especialmente en la peroxidación lipídica (A Håkansson et al.54) y en casos como la foto-estabilidad, la eliminación radical y actividad antitumural cuando se ha usado en nanocápsulas de aceite de rosa mosqueta cargadas con indol-3-carbinol (MailineGehrcke et al.55).


REFLEXIÓN

Estamos viviendo una situación excepcional donde además del riesgo de padecer la enfermedad nos sentimos con altos grados de ansiedad y miedo. También hemos visto como la salud se encuentra significativamente beneficiada por la existencia de determinados patrones de conducta y como las actitudes que hayamos mantenido a lo largo de nuestra vida y que nos han afectado emocionalmente también tarde o temprano terminan afectando a nuestro organismo como consecuencia de su relación con el sistema nervioso autónomo (Goleman 1995).

En opinión de Irving Kirsch ( Director asociado del programa relacionado con estudios sobre el placebo, profesor de Medicina en la Escuela de Medicina de Harvard y Centro Médico Beth Israel Deaconees) si le dices a alguien que lo que está tomando puede causar varios ´sintoma, se pueden provocar dichos síntomas (es lo que se conoce como efecto nocebo, donde las expectativas son negativas y los resultados malos). Esto explica lo que se ha llamado enfermedad psicogénica masiva, también conocida como histeria colectiva, donde cuando alguien sufre un síntoma y dice: "vaya, tiene que haber sido por tal y cyal", los demás lo escuchan y si se han visto expuestos a lo mismo, gritan "oh, a mí también me pasa" eso es el efecto.

Como hemos podido ver el estado de estrés favorece una hiperactividad del SNS que cuando se perpetúa en el tiempo podría llegar a ser perjudicial para la salud, favoreciendo un desequilibrio en relación con el SNP y por lo tanto favoreciendo una posible disminución del Sistema Inmunológico.

Tampoco habría que olvidar como el miedo puede ser, al mismo tiempo, medio y fin, condición y resultado. El miedo creado por el poder deja de ser una reacción a algo específico, se convierte en el nexo de las relaciones entre las personas y puede lograr cambios de reglas y leyes comunicacionales cotidianas. Mientras exista el miedo, es posible que este domine el cuerpo y la mente de las personas, los deje a merced de la incertidumbre y los vuelva seres pasivos, no libres para tomar sus propias decisiones (Castillo M, M; pag 77).


Si tenéis interés en conocer el artículo completo y poder acceder a la bibliografía utilizada podéis verlo en el siguiente enlace:

https://www.researchgate.net/publication/344058498_REVISION_BIBLIOGRAFICA_MIEDO_SISTEMA_NERVIOSO_AUTONOMO_Y_COVID-19_FEAR_AUTONOMOUS_NERVOUS_SYSTEM_AND_COVID-19