A raíz de un artículo que cayó en mis manos hace unos meses, decidí abordar el tema del Bisfenol A entre otras cosas por la relación que este compuesto parece tener con el desarrollo de la diabetes, especialmente en los niños.
Se trata de un producto químico, concretamente un policarbonato, un plástico rígido y transparente que se usa para hacer envases para el uso de alimentos como biberones, platos, tazas y recipientes.
Se trata de un producto químico, concretamente un policarbonato, un plástico rígido y transparente que se usa para hacer envases para el uso de alimentos como biberones, platos, tazas y recipientes.
Tenemos que saber que todos los materiales cuando se calientan, en determinadas condiciones, desprenden pequeñas cantidades del mismo, en el caso de los biberones el riesgo está en que esta migración se produce cuando calentamos el agua que utilizamos en su preparación.
Algunos estudios plantean el peligro de esta posible contaminación, especialmente en los lactantes de edades comprendidas entre los 3 y los 6 meses, estos riesgos pueden llegar a desencadenar a largo plazo problemas metabólicos e incluso la posibilidad de desarrollar una diabetes.
Algunos estudios plantean el peligro de esta posible contaminación, especialmente en los lactantes de edades comprendidas entre los 3 y los 6 meses, estos riesgos pueden llegar a desencadenar a largo plazo problemas metabólicos e incluso la posibilidad de desarrollar una diabetes.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que es el organismo que se encarga de evaluar los riesgos de la Unión Europea, lo ha evaluado en varias ocasiones, su última evaluación es del 2010, llegándose a la conclusión de que no se han encontrado evidencias científicas que en cierto modo obliguen a modificar la Ingesta Diaria Tolerable de 0,05 mg/kg.día que ya fue establecida en el año 2002.
Pese a todo se estableció la prohibición para la fabricación de biberones para lactantes, en base al principio de precaución que se encuentra establecido en la legislación comunitaria. En la actualidad no se están fabricando biberones de policarbonato con bisfenol A en España, habiendo sidos sustituidos por otros plásticos que no contienen el bisfenol A y por el vidrio.
Pero una pregunta que se me ocurre es ¿como podemos saber si los recipientes de plástico que utilizamos (sean biberones, platos, vasos, etc que podemos calentarlos cuando los metemos en el microhondas) contienen ese policarbonato que puede contaminar con bisfenol A?
Pues bien, debemos de saber que todas las botellas y utensilios de plástico pueden filtrar alguno de sus componentes químicos. Por lo tanto para poder saber cual de ellos contiene bisfenol A debemos ver el número que se encuentra en un triangulo localizado en la base del producto. Devemos evitar los números 3 (cloruro de polivinilo o PVC), 6 (poliestireno o PS) y 7 (policarbonato o PC), siendo este último el responsable de la eliminación de bisfenol A. El policarbonato suele ser un material de plástico bastante duro, transparente y brilloso. Aunque ante la duda lo mejor es utilizar materiales de vidrio.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria ha realizado un informe muy detallado de toda esta problemática y del que os paso un resumen de todos los pasos que las leyes españolas han ido dando hasta este año:
El BPA es una de las numerosas sustancias que potencialmente
puede interaccionar con los sistemas hormonales del cuerpo humano (disruptores
endocrinos), de hecho, su capacidad de mimetización de estrógenos (hormonas
sexuales femeninas) se conoce desde los años 30 y sus efectos sobre la
fertilidad y la reproducción y el sistema endocrino ha sido objeto de gran
debate científico, ligado a informes sobre los efectos a baja dosis de BPA en
roedores.
EFSA estableció la ingesta diaria tolerable (IDT) de la
sustancia BPA para el hombre en 0,05 mg/Kg.día, basándose en un estudio de 3
generaciones en rata (NOAEL= 5 mg/Kg.día),con un factor de seguridad de 100.
Para el cálculo de exposición, EFSA tuvo en cuenta un escenario
adverso con niveles de migración conservadores, consumos extremos (95%) y
distintos segmentos de la población incluyendo los más sensibles (bebés 3
meses, bebés 6 meses, niños 18 meses y adultos). El resultado mostró una
exposición teórica entre 0,2 y 13 ug/Kg.día, lo que suponía un nivel inferior
al 30% de la ingesta diaria tolerable.
Posteriormente, en julio de 2008, el panel AFC de
EFSA publicó una nueva opinión sobre BPA, en este caso relativa a la
toxicocinética del mismo, en la que consideraba que su evaluación del riesgo
previa basada en un NOAEL global por los efectos en ratas y usando un factor de
seguridad de 100 era un escenario suficientemente conservador para los humanos.
En el mes de septiembre de 2008, la Comisión Europea
solicitó a EFSA una nueva evaluación como consecuencia de la publicación de un
estudio en el Journal of the American Medical Association (JAMA) que
relacionaba niveles de BPA en orina en adultos con trastornos en la salud. Los
autores concluían que altas concentraciones en orina se asociaban a un aumento
de la prevalencia de enfermedades cardiovasculares, diabetes y en alteraciones
de las enzimas hepáticas.
Debido a la urgencia del tema, EFSA evaluó esta publicación y
emitió una declaración
el 22 de octubre de 2008 en la que manifestó que este estudio por sí
solo no aportaba suficientes pruebas para demostrar la relación entre la
exposición a BPA y a las alteraciones de salud arriba mencionadas. Por tanto,
consideró mantener la IDT
de 0,05 mg/kg.día. No obstante, no descartaba seguir haciendo posteriores
evaluaciones a tenor de las nuevas informaciones toxicológicas que fueran
apareciendo.
El
30 de septiembre de 2010, EFSA, considerando más de 800 estudios,
publicó una nueva opinión, en la que concluía que no podía identificar ninguna
evidencia nueva para modificar la actual IDT de 0,05 mg/kg.día y que, ante
cualquier dato nuevo relevante en el futuro, la opinión sería reconsiderada.
También observó que algunos de estos estudios realizados sobre animales en
desarrollo sugerían otros efectos relacionados con el BPA de posible relevancia
toxicológica, sin embargo, reconoció que tenían muchos defectos, por lo que la
relevancia de sus resultados en relación con la salud humana no podían evaluarse
en aquel momento, de ahí que el Panel estuviera abierto a recibir nuevos datos
en el futuro.
En el año 2011, con el objetivo de reducir la exposición de los
lactantes al BPA y debido a la existencia de materiales alternativos al
policarbonato para la fabricación de biberones, la Comisión Europea ,
previo consenso con los Estados Miembros, y aplicando el principio de
precaución que establece el Reglamento 178/2002 en su artículo 7, aprobó la Directiva 2011/8/UE de la Comisión, de 28 de enero
de 2011, que modifica la Directiva 2002/72/CE (anterior normativa que
regulaba los plásticos, derogada mediante el Reglamento 10/2011) por lo que se
refiere a la restricción del uso de BPA en biberones para lactantes, que
estableció la prohibición de uso de BPA en los biberones de policarbonato para
lactantes, en sustitución del texto que existía para el mismo compuesto
dispuesto en la Directiva 2002/72/CE.
A este motivo, hay que añadir que los lactantes de 3 a 6 meses alimentados con
biberones de policarbonato se consideran el grupo de población con mayor
exposición a BPA. Las fórmulas infantiles y la leche materna son la única
fuente de nutrición de esta población hasta los 4 meses y siguen siendo una
fuente importante de alimentación durante algunos meses más. Cabe resaltar que,
aunque los lactantes tienen suficiente capacidad para eliminar el BPA, su
sistema de eliminación no alcanza su desarrollo completo hasta los primeros 6
meses de vida y, por tanto, se aplica esta restricción para evitar una
sobreexposición.
El 2 de abril de 2011, se publicó el Reglamento
de Ejecución (UE) Nº 321/2011 de la Comisión de 1 de abril de
2011, que modifica el Reglamento (UE) Nº 10/2011 por lo que respecta a la
restricción del uso de BPA en biberones de plástico para lactantes, que
ratificó los plazos anteriormente señalados en la Directiva. Por
tanto, desde el día 1 de junio de 2011, no pueden comercializarse ni importarse
biberones de policarbonato para lactantes que contengan bisfenol A, es decir,
que estos productos no pueden existir en el mercado.
En octubre de 2011, la Comisión Europea
solicitó a EFSA la revisión de dos informes de Bisfenol A publicados por la Agencia Francesa
de Seguridad Sanitaria, de Alimentación, Medioambiente y Trabajo (ANSES). EFSA
analizó estos informes, en estrecha colaboración con ANSES, teniendo en cuenta
la evaluación del riesgo que realizó previamente y considerando el trasfondo de
los diferentes puntos de vista en relación con los efectos potenciales sobre la
salud de Bisfenol A.
El
1 de diciembre de 2011, EFSA publicó en su página web la opinión
sobre este estudio. Después de haber evaluado el citado informe, EFSA consideró
que los datos que en él aparecían no eran suficientes para modificar la opinión
publicada en octubre de 2010 sobre la seguridad del uso de bisfenol A.
Continuando con los esfuerzos que está realizando para la
consecución de estudios acerca del BPA, EFSA publicó en abril de 2012
en su web que, en el mes de febrero, el panel CEF (Materiales en contacto con
los alimentos, enzimas, aromas y coadyuvantes tecnológicos), en su sesión
plenaria, acordó iniciar un extenso plan de trabajo; al que fueron invitados a
participar los expertos de las autoridades nacionales de los Estados Miembros
de la Unión Europea ,
para la re-evaluación del riesgo de la exposición en humanos al bisfenol A, a
través de la dieta.
El estudio se estructuró en dos grupos de trabajo: el primero de
ellos se encargaría de la caracterización de los efectos toxicológicos del BPA,
y el segundo llevaría a cabo un exhaustivo estudio de la absorción del BPA en
el cuerpo humano.
Así mismo, y para darle un carácter global al nuevo estudio,
EFSA recabaría informes científicos realizados por los expertos de los Estados
Miembros y de EEUU.
En mayo de 2012, EFSA publicó en su página web una nueva
petición de datos (call for data)
de incidencia de BPA en materiales destinados a entrar en contacto con los
alimentos y migración de esta sustancia.
En
octubre de 2012, EFSA se reunió con expertos europeos y nacionales
para compartir e intercambiar información sobre los trabajos en curso y las evaluaciones
de riesgo sobre el bisfenol A. A corto plazo, estos estudios incluyen una
evaluación del riesgo elaborada por la Agencia Francesa
para la Alimentación ,
Medio Ambiente y Salud y Seguridad Ocupacional (ANSES) así como un informe del
Comité Científico de la
Comisión Europea sobre la Salud Riesgos
Emergentes y Recientemente Identificados (CCRSERI) sobre la evaluación de los
riesgos para la salud humana derivados del uso de bisfenol A en los productos
sanitarios.
A principios del mes de julio, EFSA publicó que la nueva
evaluación se realizaría en dos etapas, en la primera se tendría en cuenta la
exposición al BPA y en la segunda, los aspectos que atañen a la salud humana
(se estima que finalice en el 2014).
Así pues, el 25 de julio, EFSA ha abierto una consulta pública,
que finaliza el 15/09/2013, del proyecto
de opinión relativo a la exposición del BPA de todas fuentes
posibles: dieta y no dieta en varios tramos de edad. El diseño del estudio de
exposición consistió en la evaluación de ésta a través de diferentes fuentes
(alimentarias y no alimentarias) y por distintas vías de exposición (oral,
inhalación y dérmica) de la población de la UE.
El resultado del estudio confirma que la dieta se considera la
principal fuente de exposición a BPA en todos los grupos de la población y
rangos de edad (78-99%), siendo las estimaciones de los modelos muy inferiores
a las estimaciones comunicadas por EFSA en 2006.
Para niveles medios de exposición, el estudio refleja que para
los bebés y niños pequeños (de 6 meses-3 años) la exposición media obtenida de
la dieta se estima que es de 375 ng/kg peso/día, mientras que para la población
mayor de 18 años de edad (incluidas las mujeres en edad fértil) la cifra es
hasta 132 ng/kg peso/día. En comparación, estas estimaciones suponen menos del
1% de la ingesta tolerable diaria (TDI) de BPA establecido por EFSA en 2006 en
0,05 mg/kg peso/día.
Por otro lado, EFSA establece como segunda fuente de exposición
el papel térmico (7-15%) en todos los grupos de población de más de 3 años de
edad y el polvo para niños mayores de 3 años (2,1%). EFSA también reconoce que
la incertidumbre asociada a la estimación de la exposición al BPA en este
último caso es considerablemente más alta que la asociada a la exposición
obtenida para la dieta.
Cuando finalice este periodo de consulta, EFSA abrirá otro (se
estima para principios del 2014) relativo a la segunda parte del estudio.
A pesar de todo hay estudios que relacionan los altos niveles de Bisfenol A con la obesidad, la diabetes, enfermedades cardiovasculares, de ovario poliquístico o recuento bajo de espermatozoides (1); incluso su exposición a largo plazo se relaciona con el riesgo de desarrollar diversas enfermedades y trastornos endocrinos. Su exposición especialmente durante el periodo del desarrollo aumenta el riesgo de carcinoma de mama, obesidad, diabetes mellitus tipo 2, así como trastornos relacionados con la reproducción, así como el carcinoma de testículos y el carcinoma de próstata. Algunos estudios aislados apoyan también la relación entre el bisfenol A con el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y autoinmunes (2).
Conclusión:
En mi opinión, no es cuestión de que tiremos todas las botellas u utensilios de plástico, sino que debemos aprender a convivir con ellas, no las usemos para calentar productos, en caso de ser un líquido lo pasamos a un recipiente de cristal y si es un sólido a un plato de cristal o cerámica. No rellenemos una y otra vez las botellas de agua, no las dejemos en el coche y luego la utilicemos en épocas como el verano, donde suelen recalentarse.
Tened especial cuidado con los niños y muy especialmente con los lactantes.
Os doy algunas direcciones de trabajos relacionados con el bisfenol A: